El caso de la niña de 10 años embarazada a consecuencia de la coacción sexual reabrió en nuestro país el debate sobre un tema tabú: El aborto
No se trató de un hecho aislado en la conservadora sociedad paraguaya, puesto que ocasionó el disparo, en los medios de comunicación, de casos que antes no veían la luz, dejando en evidencia una lacerante y latente realidad.
Sectores feministas y organizaciones por la defensa de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, pidieron a las autoridades sanitarias precautelar la vida de la niña embarazada y apoyan una eventual interrupción de la gestación.
Mientras, grupos religiosos salieron al paso y exigen que se preserve la vida de la criatura que la menor lleva en el vientre.
En este “fuego cruzado”, la consultora argentina ProLogo realizó una encuesta en un universo de 1.000 personas residentes en Asunción, Área Metropolitana y localidades del departamento Central.
Los resultados fueron contundentes: Solo un 11% está a favor de la despenalización del aborto en Paraguay, mientras que un 87% está en desacuerdo.
Ante la pregunta: ¿Cuán de acuerdo está con que las mujeres puedan decidir la interrupción del embarazo si lo desean? Un 82% contestó estar en desacuerdo y un 15% estar de acuerdo.
Esto significa que 8 de cada 10 paraguayos se opone tenazmente a la posibilidad de que el aborto sea legal en nuestro país.
El sociólogo argentino Jorge Nicosia, director de la consultora, indicó a ULTIMAHORA.COM que la religiosidad es un factor influyente en la opinión de la gente sobre estos temas.
Refirió que, si bien el Estado paraguayo es laico constitucionalmente, es innegable que los grupos religiosos tienen mucho poder para orientar las decisiones políticas relacionadas a temas diametralmente opuestos a la doctrina cristiana, tales como el aborto y la unión civil de personas del mismo sexo.
En resumidas cuentas, la religión influye en el pensamiento de la población y en la praxis política de este país, algo que ocurre en otros países de la región, pero con menor intensidad.
“En países como Brasil, Argentina y Uruguay, los religiosos tienen una agenda política, pero están perdiendo la influencia de la que gozan en Paraguay”, comentó Nicosia.
El profesional considera que todavía es largo el camino por recorrer para las organizaciones civiles que defienden la despenalización del aborto, pero considera positivo que el debate haya sido instalado. Sostuvo que desde el Gobierno se debe insistir en una política de educación sexual y planificación familiar para reducir el número de casos de embarazos no deseados.