A cuatro años del día en que un disparo desencadenó un tiroteo y la muerte de 17 paraguayos, la Justicia aún no esclareció varios puntos de la matanza de Curuguaty, ocurrida el 15 de junio de 2012.
Mientras que para la Fiscalía no hay dudas de que aquella soleada mañana los campesinos emboscaron y mataron a seis policías, la defensa de los procesados y diversos sectores sociales sostienen que hasta hoy distintas preguntas quedan por responder.
De hecho, el mismo Ministerio Público ya reconoció al principio de la investigación que no puede determinar quién mató a quién. Por esto, la acusación fiscal en contra de 9 de los 11 procesados que actualmente enfrentan un juicio oral fue por tentativa de homicidio doloso.
En sus alegatos finales ayer, por primera vez, la Fiscalía cambió de versión y sindicó a Rubén Villalba y Luis Olmedo como las personas que dispararon y mataron al subcomisario Erven Lovera.
Uno de los cuestionamientos principales a la investigación llevada adelante inicialmente por el fiscal Jalil Rachid –actual viceministro de Seguridad Interna– es que en ningún momento se intentó esclarecer quién mató a los 11 campesinos, sino que la pesquisa se enfocó en la muerte de los 6 policías.
Por su parte, la investigación fiscal –que tiene como base principal testimonios de policías– sostiene que los seis agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO) murieron en cuestión de segundos, al ser emboscados por cerca de cincuenta campesinos –entre ellos mujeres y niños– armados con escopetas, un revólver, foisas y otras armas contundentes.
LAS BALAS. Desde que se desarrolló el juicio, los abogados defensores sostuvieron que varios policías murieron por los disparos realizados por sus compañeros. Además, cuestionaron que no se haya realizado la autopsia a ningún cuerpo y que se hayan extraviado las placas radiográficas hechas a los cadáveres, para determinar el tipo de proyectil de las balas.
Esta hipótesis es refutada por la Fiscalía, que se apoya en el informe del perito balístico de la Policía César Silguero, y la inspección realizada por el médico forense Pablo Lemir para afirmar que los policías murieron por disparos de escopeta, el arma supuestamente utilizada por los labriegos en el enfrentamiento.
EJECUCIONES. “Luciano Ortega salió huyendo del lugar con nuestros socios. Él sabía la dirección, él les guió y después se fue a entregarse. Los policías cuando le vieron le mataron. Alguna gente que estaba en nuestro lado le vio muerto en la zanja donde nosotros nos habíamos escondido”. Este es uno de los relatos que recogió la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) en un informe de diciembre de 2012.
De acuerdo con los testimonios de ocupantes que quedaron en el anonimato (muchos de ellos fueron imputados y quedaron prófugos) al menos siete campesinos fueron ejecutados por la Policía. La Fiscalía descartó esto.