La difusión que tiene AP hizo que la información llegara a todo el mundo; en Estados Unidos le dieron destaque los medios CBS, ABC y Washington Post.
El informe puede resumirse así: a medida que llega la agricultura comercial intensiva, que usa gran cantidad de agrotóxicos, aumentan el cáncer, los defectos de nacimiento y otros males en las áreas rurales vecinas.
En zonas sojeras, el cáncer aumentó entre dos y cuatro veces; los defectos de nacimiento, cuatro veces. Sin embargo, en las zonas ganaderas no se ven tantos problemas de salud. Estos son resultados de estudios de médicos argentinos, citados en el informe.
Parte del problema, según AP, es la forma irregular en que se utilizan los productos químicos.
En días ventosos, la fumigación los lleva a edificios y a las aguas. Muchos trabajadores mezclan dichos productos sin protección y sin control en áreas pobladas. Los recipientes de agroquímicos vacíos, en vez de destruirse, se emplean para guardar agua.
Como promedio, los agroproductores argentinos usan dos veces más agroquímicos que los norteamericanos. Esto representa una amenaza para la salud de unas doce millones de personas, las que viven en la zona de la agricultura industrial.
Dos días después de aparecido el informe, la empresa Monsanto declaró que no es responsable de la mala utilización de los agroquímicos y que, si se los utiliza mal, va en contra del interés de todos.
Monsanto es la principal proveedora de soja transgénica y de su pesticida, el glifosato, que según la misma empresa es “seguro”. Pero en 1996, la Fiscalía de Nueva York le impuso a Monsanto una multa de 50.000 dólares a causa de una propaganda sobre la seguridad del glifosato.
A partir de entonces, se acepta que el glifosato tiene una cierta toxicidad: para la empresa, muy bajo; para sus críticos, muy alta.
El doctor Damián Verzenazzi, de la Universidad de Rosario (Argentina), afirmó que el problema no se reduce a la toxicidad del glifosato, sino a la de los productos con que se lo combina: el 2, 4, D, el endosulfán y otros.
Además, la cantidad de agroquímicos utilizados en la soja transgénica ha aumentado considerablemente.
Me permito señalar que esto no sucede solo en la Argentina sino en todo el mundo, a causa de la aparición de yuyos resistentes al glifosato, que ahora se debe usar en mayor cantidad y mezclado con otras sustancias.
Dejando el resto del mundo, yo me preguntó cómo andará el asunto de los agrotóxicos en el Paraguay.
Si existen problemas en la Argentina, donde las regulaciones son más estrictas por lo general, la situación debe de ser mucho más grave aquí.
Hubo muertes, como la del niño Silvino Talavera, que no tuvieron mayores consecuencias para los culpables. También aquí se ha visto que, en las zonas sojeras, hay más enfermedades, pero se insiste en que faltan investigaciones científicas para comprobar la relación causal entre agrotóxicos y enfermedades.