10 abr. 2025

Ambiente festivo en espera del gran show de la banda alemana

El movimiento en los alrededores del Jockey Club arrancó mucho antes de que Scorpions suba al escenario. Los fans y vendedores coparon la zona, y no faltaron las anécdotas de aquel concierto que no pudo ser.

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Ansiosas. Personas de todas las edades aguardan la apertura de los portones del Jockey, para ingresar y disfrutar del esperado concierto de Scorpions.

Por Rocío Cáceres

A cuatro años del fallido intento de tocar en Paraguay, los muchachos de Scorpions saciaron anoche la sed de sus fans con un inolvidable concierto debut. Pero la fiesta en la zona del Jockey –escenario del show– empezó mucho antes, cuando los seguidores del legendario grupo alemán llegaron a formar filas para ser los primeros en ingresar al lugar y ver lo más cerca posible a sus ídolos.

La tenida por excelencia, ropa negra y varias con inscripciones de la banda, entre ellas la leyenda La Revancha. Y es que fue una verdadera revancha para los miles de fans que en setiembre del 2012 esperaron horas para escuchar y ver a Scorpions, pero no pudieron por una tormenta.

Y precisamente aquel concierto que no fue, era el tema preferido por los fanáticos, que revivieron las horas de espera y recordaron –ya con humor– los que les tocó vivir.

Bajo la lluvia. Disfrutar del primer show de la banda alemana en Paraguay era la premisa, por lo que el público fue dispuesto a lo que sea, incluso bailar y cantar bajo la lluvia, porque nuevamente el pronóstico amenazaba la realización del concierto, pero afortunadamente no fue así.

Pero los chicos tomaron precauciones y fueron preparados con pilotos e impermeables; y los menos previsores no se preocuparon, ya que los vendedores ambulantes –fieles a su estilo– vendían pilotines de todos los tamaños, tipos y colores. “Ahora mismo están entre 5.000 y 10.000 guaraníes, pero conforme a como se comporte el tiempo, el precio podría aumentar”, comentó uno, que no quiso dar su nombre.

Y justamente los vendedores completaron el paisaje, ofreciendo además remeras, vinchas, sombreros, cuadros y merchandasing de la banda. Los precios se adaptaban a la diversidad de público, ya que las vinchas costaban desde 10.000 para arriba, y las remeras desde G. 40.000.

Tampoco faltaron los vendedores de comidas y bebidas espirituosas, que desde temprano acompañaron a los muchachos en su espera, y planeaban quedarse hasta luego del término del espectáculo, según comentaron.

Los revendedores de entradas también se sumaron, como ya es tradicional, y su labor fue fructífera, ya que cerca de las 19.00 habían agotados los tickets para los sectores más populares.

Los efectivos policiales hicieron que la fiesta sea completa, ya que cientos de policías acompañaron el espectáculo, y aseguraron la tranquilidad del público.