25 abr. 2025

Ana y Zulma, el orgullo y la vergüenza

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Ana Brun nunca antes hizo cine profesional. En su otro yo de Patricia Abente, actuó en la serie televisiva Epopeyas, donde encarnó a Madame Lynch, pero lo suyo fue el teatro, en obras como Muerte de un viajante, El hilo rojo, Pigmalión, Kuña rekove, para grandes compañías como Héctor de los Ríos, Gente de Teatro y Arlequín.

Ella ya estaba retirada de las tablas, cuando Marcelo Martinessi la convocó para su ópera prima cinematográfica Las herederas. Necesitaba a una mujer madura, capaz de reinventarse y ella aceptó el reto, tanto que dejó de ser Patricia Abente, para renacer artísticamente como Ana Brun.

Esta veterana actriz paraguaya dio tanto de sí, que en su primera película conquistó el Oso de Plata a Mejor Actriz en el Festival Berlinale, el mismo premio que habían recibido actrices muy famosas y con mucha trayectoria, como Shirley MacLaine, Elizabeth Taylor, Isabelle Adjani, Victoria Abril, Michelle Pfeiffer, Juliette Binoche, Meryl Streep, Nicole Kidman, Charlize Theron.

Zulma Gómez nunca hizo cine, tampoco teatro, pero siempre se manejó en la política como en un circo. Es una de las más reconocidas dirigentes del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) del Alto Paraná. Oriunda de Coronel Oviedo, formó su base política en el Este. Hace 15 años que es parlamentaria y protagonizó muchos episodios bochornosos y polémicos. El columnista Mengo Boccia la calificó una vez como “la Ña Deló con pollera azul”.

De orígenes humildes, Zulma hizo fortuna con la política y se estableció en una costosa mansión del exclusivo Paraná Country Club de Hernandarias, aunque ante las críticas de sus votantes, en épocas de elecciones se mudó al popular barrio Boquerón de CDE. Fue investigada por un presunto hecho punible de cobro indebido de honorarios, estafa y lesión de confianza, cometido a través de una fundación fantasma, contra la Entidad Binacional Itaipú, durante el gobierno de Federico Franco. El caso acabó en el oparei.

Este jueves, mientras recibía una distinción en el Congreso, Ana Brun dio una clase magistral de conducta artística y humana, al cuestionar el autoblindaje de los parlamentarios: “La integridad moral y ética de representantes del pueblo no es negociable y quienes no reúnen estos requisitos deben ser apartados de sus cargos sin demora”.

En el mismo acto, la senadora Zulma Gómez dio una clase magistral de chabacanería e intolerancia: "¡Qué pio vamos a premiarle a esta película de lesbianas!”.

De Ana, esperamos con ganas su próxima película. De Zulma, esperamos que ya no entre al Senado (aunque parece que, por la lista sábana del PLRA, entrará igual. Está en el sitio número 9).

Ana Brun es de esas paraguayas que nos llenan de orgullo. Zulma Gómez es de esas paraguayas que nos llenan de vergüenza.