Por Fátima Schulz Vallejos / Ilustración: Getty Images.
Agua refrigerante
Es importante utilizar el agua refrigerante, ya que ayuda a combatir y a la vez evitar la corrosión del motor. Para controlar el nivel de refrigerante hay que tener en cuenta la temperatura del motor. A fin de evitar accidentes —quemaduras, sobre todo—, controlar cuando el motor esté frío, antes de arrancar, ya que así no tiene presión. Si hay inconvenientes con el vehículo y no hay posibilidades de detenerse en una estación de servicio, tener en cuenta que a la hora de sacar la tapa del depósito de agua hay que hacerlo con un trapo o cualquier material textil, de modo a evitar los vapores y el agua a alta temperatura. No liberar la tapa de golpe, sino girar levemente para que respire un poco; volver a cerrarla, girarla de nuevo en sentido horario para liberar la presión y volver a cerrar. Repetir este paso hasta que se sienta una menor presión, de modo que el vapor que expulsa sea menor, hasta finalmente poder destapar. Recargar el nivel, hacer correr el refrigerante, volver a llenar, tapar y encender de nuevo el motor. Aceite de motor
El motor cuenta con una varilla medidora cuyas marcas permiten visualizar el mínimo y el máximo nivel de aceite. Es importante tener en cuenta que no es necesario que el líquido se encuentre en el máximo, sino en el medio de ambas marcas. Mantenerse atento a la fecha o el kilometraje del mantenimiento. Al hacerlo, se debe realizar un ticket que permitirá calcular cuándo debe hacerse el próximo cambio. Normalmente se recomienda hacer mantenimiento cada 5.000 o 10.000 km, de acuerdo a la antigüedad del vehículo.
Batería
Si no posee la batería inteligente o sellada, se puede controlar el agua destilada de la misma en cada celda o hacer controlar en casas de baterías con regularidad, cada dos o tres meses. Si el nivel de líquido es bajo, vierta el agua dentro del orificio utilizando un embudo. De esta forma se prolonga la utilidad de la misma.
Kit de auxilio
La caja de herramientas puede quitarlo de más de un apuro. Lo básico que debe contener es llave de rueda, llanta auxiliar que sea adaptable al tren delantero y trasero, acople de batería (lo recomendable es que el grosor del cable sea de 35 mm), baliza (cono o triángulo), extinguidor en fecha y gancho de remolque. Con estos materiales ya estará listo para hacer frente a casi cualquier problema mecánico.
Cubiertas
Controlar visualmente las deformaciones en los neumáticos. Las mismas se producen por los golpes, que hacen que los neumáticos vibren. Para prolongar su tiempo de utilidad, se recomienda realizar alineación y balanceo con rotación de cubiertas cada seis meses o 10.000 km, para que tengan pisadas correctas y el desgaste sea uniforme. Otro dato a tener en cuenta para viajes es calibrar los neumáticos a 30 para mejorar la adherencia al asfalto. Para la ciudad, basta con calibrarlos a 28, ya que si están muy rígidos los neumáticos golpean la suspensión y el sonido se vuelve muy perceptible al oído.
Fluido de freno
En el depósito de fluido de freno se pueden visualizar unos indicadores de niveles. Cuanto más cerca del maximo se encuentre, mejor. Lo ideal es hacer este control cuando el auto esté detenido sobre una superficie nivelada y con el motor frío. Es recomendable revisar el líquido cada vez que el auto pase por el servicio de mantenimiento. Cuando baja el nivel y no se aprecia ninguna pérdida, controlar las pastillas de freno.