El ministro de Culturas, Marko Machicao, dijo en una rueda de prensa que la fiesta de la Alasita, más allá de la producción de las artesanías, es una fiesta de “devoción” y del anhelo que tienen los paceños para lograr una bonanza económica durante el año.
“Esperemos que esto lo entienda el mundo, la Unesco y quienes serán evaluadores”, apuntó el ministro.
La feria de la Alasita, que significa “cómprame” en aimara, es una de las supersticiones más antiguas de la cultura andina y se abre cada año el 24 de enero, cuando los paceños bendicen al mediodía las miniaturas que representan sus aspiraciones.
El icono de la feria es el Ekeko, dios de la abundancia, muñeco creado por los indígenas pero no a su imagen cobriza sino con tez blanca y mejillas rosadas, regordete, pequeño y cargado de diversos bienes a la espalda.
Según Machicao, la carpeta será enviada a la sede de la Unesco y se esperan noticias para octubre y noviembre próximos.
Explicó que el principal argumento para postular a la feria de Alasita como patrimonio intangible de la humanidad está enfocado en lo simbólico, por lo que representa para los habitantes de La Paz.
Este es el segundo documento que será enviado Bolivia a la Unesco sobre el tema, ya que el primero data de 2011 y fue observado por la organización internacional.