Una modalidad muy promocionada desde finales de los años 50 fue la de llevar el cine a los pueblos que no lo tenían. Un cine ambulante con un vehículo, altoparlante y dos películas, dejaba muy buenas ganancias, especialmente sábados y domingos, muy especialmente en los días de Semana Santa o en alguna fiesta patronal. La familia Alonso al igual que los Biedermann fueron las pioneras en esta solicitada diversión cinematográfica por el interior del país.
En su oscuridad brillaban las más grandes aventuras que más de una vez las vivimos asombrados con el relieve de la tercera dimensión, gracias a unos anteojos polarizados proveídos con la boleta de entrada. “Museo de Cera” fue una de las más logradas en este abandonado sistema, que la vimos en el Cine Teatro Granados, local nombrado así en homenaje al gran músico clásico catalán Enric Granados, fallecido al ser hundido el barco en el que regresaba triunfal de una gira por Estados Unidos, a principios de la Primera Guerra Mundial. Tenía este cine una gran sala y entrepiso pullman sobre la calle Estrella, más su opcional terraza al aire libre en la esquina de 14 de Mayo, con sillas plegables de lona, alternativa eficaz en las noches calurosas de Asunción. A sus pantallas en junio de 1938 llegó con mucha ternura “Blancanieves”, el primer largometraje en colores de dibujos animados. En la boletería regalaban un folleto profusamente ilustrado con el cuento y dibujos originales del filme.
El añoso Teatro Municipal funcionaba como cinematógrafo cuando no había representaciones teatrales y contaba con uno de los mejores equipos de proyección. El Cine Grand Rex, del argentino Cortés Suárez, en Tte. Fariña casi Yegros, tenía una atracción paralela en su misma vereda: el intercambio de revistas y libros usados antes y después de las funciones de matinée. El Cine Lumiton ?nombre de una famosa productora de filmes argentinos? se encontraba en las cercanías del Hospital de Clínicas y era del mismo dueño. En el Cine Splendid, de Estrella casi Alberdi, a principios de los 50, lució su esbelta figura la nadadora y actriz Esther Williams, con su espectacular coreografía acuática “Escuela de Sirenas”, acompañada de las orquestas de Harry James y un emergente Xavier Cugat. Nada hacía sospechar que esa sala, décadas después, sería escenario de un asesinato político.
El elegante Cine Teatro Victoria, de la familia Mendelsohn, dueña del edificio y de su sala de tres pisos internos: platea, pullman y superpullman, en la esquina de Oliva y Chile, fue inaugurado a principios de los 50 con Ingrid Bergman interpretando “Juana de Arco”. Al poco tiempo también llegaron “Bambi”, “Saludos amigos” y otros extraordinarios dibujos animados del equipo comandado por Walt Disney.
El Victoria fue la primera sala en estrenar el sistema de aire acondicionado y refrigeración independientes, es decir, la expulsión a intervalos regulares del aire viciado de la sala, su renovación y su posterior enfriamiento, sistema no usado actualmente en ninguna sala moderna.
El Cine Parque, inicialmente con proyecciones a cielo abierto y posteriormente techado y rebautizado Cine Roma, en la esquina de Colón y Oliva, fue proveído en la remodelación financiada por la empresa Fox de una pantalla tan ancha como su terreno, para adaptarse a los requisitos de proyección del invento que, a mediados de la década de 1920, hiciera Henri Cretién en Francia, con sus lentes anamórficas bautizadas Hipergonar. Estas lentes constituían un ingenioso conjunto óptico para comprimir verticalmente y descomprimir horizontalmente las imágenes filmadas. Recién 33 años después, en 1953, la Century Fox, al interesarse en este prodigioso invento, lo actualizó y lo lanzó comercialmente con el nombre de Cinemascope, sistema que desplazó, por ser más práctico, al complicado Cinerama y a la alta fidelidad del Vista Visión, ambos de efímera duración. El Cinemascope junto al llamado sonido estereofónico Perspecta se materializaron en la primera película argumental, con el tema bíblico “El Manto Sagrado”, estrenada en Asunción precisamente por la Fox en el Cine Roma. Pero el que brilló con las luces de las grandes producciones internacionales fue el Cine Guaraní, bajo el emblemático hotel del mismo nombre, en Independencia y Oliva, soberbia sala de proyecciones, regenteada inicialmente por los uruguayos Badouch.
Tercera entrega del autor sobre la presencia del cine en Asunción. Ahora, la aparición de las grandes salas.
Arte e historia
VicenteMarsal
Investigador
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