24 nov. 2024

Con yoga, respiración y chardonnay Hillary sobrellevó derrota electoral

La ex candidata demócrata asume errores, pero reparte culpas: al ex director del FBI, al Gobierno ruso, a su rival Bernie Sanders, a los medios y al sexismo.

Lanzamiento.  La ex candidata presidencial de EEUU presentó su libro donde explica las causales de su derrota en los comicios de 2016.

Lanzamiento. La ex candidata presidencial de EEUU presentó su libro donde explica las causales de su derrota en los comicios de 2016.

EFE

WASHINGTON - EEUU

Con yoga, respiración alterna y su “justa medida de chardonnay”, Hillary Clinton sobrevivió a diez meses de “muy dura transición” tras su inesperada derrota electoral, que relata en su nuevo libro What Happened (Lo que ocurrió).

En casi 500 páginas de dolorosa digestión del fracaso, la ex candidata demócrata asume sus errores, pero reparte culpas: al ex director del FBI, James Comey, al Gobierno ruso, a su rival de primarias Bernie Sanders, a los medios y al sexismo de la sociedad.

“No tengo todas las respuestas y esto no es un informe completo de la campaña de 2016. No soy yo quien tiene que escribir eso. (...) Esta es mi historia. Quiero descorrer la cortina de una experiencia que fue estimulante, alegre, aleccionadora, exasperante y sencillamente desconcertante”, explica en un pasaje.

La candidata que lo había sido casi todo –primera dama, senadora y secretaria de Estado– vio el pasado 8 de noviembre cómo su máximo sueño, el de ser presidenta, se le escapaba de las manos para ir a parar a un controvertido magnate novato en política: Donald Trump.

segura de ganar. “Sentí una enorme decepción, como una pérdida de sensibilidad y dirección, y tristeza”, confiesa.

Estaba tan segura de ganar que, reconoce, no había escrito un discurso de admisión de derrota.

No lo pronunció hasta la mañana siguiente y, tras hacerlo, corrió a refugiarse en su apartada mansión de Chappaqua en Nueva York.

Allí, canalizó su frustración con una “frenética limpieza de armario”, largos paseos en los bosques, juegos con sus perros, yoga, respiración alterna de las fosas nasales –que recomienda– y, también, su justa medida de Chardonnay.

“Fue una transición muy dura. Realmente batallé. No podía sentir, no podía pensar. Me quedé patidifusa, agotada”, admite.

En una entrevista publicada ayer en el diario USA Today, Clinton dijo no tener dudas que la campaña del actual presidente Donald Trump recibió la ayuda de Rusia.

“No tengo dudas de que existe una red de relaciones financieras entre Trump y su operación con dinero ruso”, dijo, “y no tengo dudas que la campaña de Trump y otros asociados han trabajado muy duro para esconder sus conexiones con Rusia”. “Ciertamente hubo un entendimiento de algún tipo”, dijo la ex aspirante presidencial.

El mensaje central del libro refuerza la narrativa de Clinton sobre lo ocurrido en la campaña: que una serie de fuerzas externas se unió en una conspiración para evitar que ella se convierta en la primera mujer presidente de EEUU. “Había todas estas fuerzas sobre mí hasta el último instante”, dijo Clinton en otra entrevista, a la Radio Pública Nacional (NPR) estadounidense. Entre esas fuerzas, el libro destaca el papel del FBI, y en especial de su director, James Comey, quien a 11 días de las elecciones anunció que esa organización reabría su investigación sobre el uso de un servidor privado de correos cuando era Secretaria de Estado. Después que Comey anunció la reapertura de las investigaciones “mi impulso paró. Mis números cayeron, y mientras tratábamos de poner orden nuevamente, nos quedamos sin tiempo”, dijo a NPR.

En otra entrevista, Clinton también atacó a su adversario en el Partido Demócrata, el senador Bernie Sanders, a quien acusó de no haber ofrecido suficiente apoyo para vencer a Trump. “Nunca recibí ningún respeto de parte de Sanders y de sus seguidores. Y eso duele”, dijo Clinton a un servicio de podcast, Pod America. Clinton deja claro que sus días de candidata a cargos electivos se terminaron, pero también que podría aspirar a convertirse en una figura central de la política estadounidense.

“Qué haría usted”
“Fue uno de esos momentos donde desearías parar y preguntar a los espectadores. ¿Qué haría usted? ¿Se mantendría calmado, sonriendo y seguiría como si no estuvieran invadiendo su espacio repetidamente? ¿O se daría la vuelta, le miraría a los ojos y le diría alto y claro: Retrocede, asqueroso, aléjate de mí, sé que te encanta intimidar a mujeres, pero a mí no puedes, así que retrocede?. Elegí la primera opción. Me mantuve indiferente, ayudada por una vida entera de hombres difíciles intentando descolocarme”.

“Hay resistencia a la idea de una mujer presidenta de EEUU”
Menos de tres meses después del batacazo, el 20 de enero, Clinton tuvo que pasar el trago de asistir a una investidura que siempre pensó que sería la suya.

“Ahí estaba, en la plataforma, sintiendo como una experiencia extracorporal. Y su discurso, que fue un grito desde el instinto nacionalista blanco”, relató este domingo en la cadena televisiva CBS en una entrevista.
A principios de enero, contó, estuvo sopesando no ir, pero asumió que no le quedaba otra que acudir por su condición de ex primera dama.
“Soy una ex primera dama, y los ex presidentes y ex primeras damas van”, concluyó.
En su libro, que publica Simon & Schuster y salió ayer a la venta, Clinton no solo repasa los grandes temas del análisis postelectoral –el enfado de los blancos de clase trabajadora, la supuesta interferencia rusa– sino que abunda en uno que quedó relegado a un segundo plano: la resistencia social a la idea de una mujer presidenta de EEUU.
“Esto tiene que decirse. El sexismo y la misoginia jugaron un papel en las elecciones presidenciales de 2016. Una prueba es que el candidato flagrantemente sexista ganó”, escribe.
“Un montón de personas –prosigue– escucharon la grabación de él presumiendo de haber acosado sexualmente a mujeres, no hicieron caso y dijeron sigue teniendo mi voto”.
Uno de los momentos en los que experimentó desde muy cerca el “sexismo” de Trump ocurrió en un debate televisivo, poco después de que se publicara esa polémica grabación.
“Estábamos –describe– en un plató pequeño y, no importa adónde fuera, él me seguía de cerca, mirándome fijamente, poniendo caras. Era increíblemente incómodo. Estaba literalmente respirando sobre el cuello. Me dio escalofríos”.
“Pero es importante que comprendamos qué pasó realmente. Porque es la única forma de evitar que pase nuevamente”. afp