Fotos: Javier Valdez
No es Mac Taylor, el detective encarnado por Gary Sinise en CSI: New York, pero Carmen Bogado hace la misma tarea que el personaje de ficción. O casi. Con su pasado como agente fiscal, hoy le toca dirigir el laboratorio forense del Ministerio Público, una tarea en la que tiene a su cargo a expertos técnicos en las diversas áreas que requiere la producción de pruebas basadas en metodologías científicas, con la intervención de tecnología de punta, para resolver casos criminales.
“La gente siempre me pregunta si nuestro trabajo es igual al de la serie de televisión (CSI). Y sí, es más o menos igual”, afirma la abogada. Y cuando se ve a los funcionarios de la Fiscalía en plena labor, con sus batas blancas y en laboratorios que nos resultan familiares, gracias a la tevé y a Hollywood, la sensación es que, efectivamente, nos encontramos en un escenario conocido.
El laboratorio forense de la Fiscalía existe desde 2008. “Es una unidad técnica científica de referencia nacional, por su componente de labor forense. Los funcionarios tenemos un rol técnico y científico: proveemos al fiscal, que es el director jurídico. Si dentro del hecho que investiga, él considera que los medios probatorios que le proveemos son relevantes o se adecuan al hecho, los va utilizando, o si no, los descarta”, explica Bogado.
Desde que Paraguay cambió su sistema penal en 1998 –y pasó a tener un sistema acusatorio propiamente dicho–, el Ministerio Público se convirtió en acusador en los delitos de acción penal pública. Y como tal, su deber es recabar los elementos probatorios a fin de demostrar la inocencia o la culpabilidad del acusado.
Adecuado
Para ponerse a la altura de las exigencias de la moderna investigación criminal, la Fiscalía puso en operación en noviembre pasado una serie de mejoras introducidas en el laboratorio forense. Se procedió a la reestructuración edilicia, se incorporó tecnología y recursos humanos, además de remodelar el laboratorio. Y se invirtió en generadores de gran potencia para garantizar el suministro continuo de energía eléctrica para preservar las evidencias biológicas.
“El Departamento de Informática Forense posee elementos tecnológicos de última generación, así como el de Balística, donde tenemos un banco recuperador balístico, y el de Acústica e Imagen, donde se incorporaron herramientas de avanzada que no tienen nada que envidiar a otros países de la región. Estamos dentro de la excelencia regional para producir los medios probatorios científicos”, acota la directora.
La institución cuenta, además, con dos vehículos equipados para actuar en la escena del crimen. Se controla la cadena de custodia y la individualización de los elementos probatorios colectados en el lugar del hecho, que deben permanecer íntegros hasta llegar al juicio oral y público. “Por ejemplo, se tiene que preservar la sangre recogida hasta que llegue a la sección correspondiente para su investigación. Algo así como la trazabilidad de la evidencia”.
La sección Genética, incorporada en 2015, es la última y una de las más importantes en entrar en operación. Anteriormente, este servicio era confiado a laboratorios privados, con un elevado costo para el Estado.
Hay muchos casos de abusos sexuales en los que la prueba de ADN es decisiva, y este es el único laboratorio en Paraguay en el que se pueden realizar esas investigaciones. “Podemos hacer el control de la cadena de custodia, con todos los cuidados procesales requeridos”, dice la funcionaria.
Las pruebas de ADN tienen una certeza superior al 99%. “Gracias a nuestro trabajo, varios hechos punibles han sido esclarecidos. Más de 40 casos, en su mayoría de abuso sexual, fueron resueltos”, añade Bogado.
Paseo seguro
Recorrer las instalaciones del laboratorio forense es adentrarse en un mundo en el que el trabajo detectivesco está en manos de técnicos y científicos, y donde el brazo auxiliar de la Justicia está armado con el conocimiento y el estudio.
El primer paso está a cargo del Departamento Operativo, que se traslada en alguno de los dos móviles hasta la escena del crimen, toda vez que se trate de un caso de muerte violenta, para levantar las evidencias. Cada móvil está equipado con los elementos necesarios para colectar elementos, que después son puestos a disposición del fiscal.
La siguiente etapa, después de recoger la evidencia, es transportar los indicios hasta el laboratorio. Ahí los elementos colectados se reciben en la Oficina de Evidencias en envoltorios debidamente sellados. Los indicios biológicos (semen, sangre, saliva y humor vítreo) se depositan en una cámara frigorífica y los demás se preservan en estantes.
A petición del fiscal o del juez, el perito de turno se encarga de las pruebas, que son realizadas en algunas de las dependencias del Departamento Químico-biológico, que cuenta con 10 profesionales encargados de las tareas en las secciones de Biología, Toxicología, Genética y Físico-química. Cada recinto luce como en las películas, y los equipos utilizados también.
En Genética poseen un aparato de última generación, con el que se realizan los análisis genéticos mediante un sistema denominado electroforesis capilar, que actualmente ha desplazado al conocido gel de electroforesis (el que solemos ver en la ficción, el que parece una película transparente con tiras de líneas oscuras) en la investigación criminal.
En otro recinto, una pantalla muestra las imágenes de un microscopio en el que se ve lo que parecen luces de colores, pero que son en realidad los componentes del fluido examinado. En este caso se trata de una muestra obtenida mediante un hisopado vaginal. Las lucecitas verdes indican la presencia de espermatozoides, lo que confirmaría que la víctima de un supuesto caso de violación tuvo contacto sexual.
A balazos
En la planta baja se encuentra el banco recuperador balístico, dependencia del Departamento Criminalístico. Allí, en un tambor rectangular con agua, se efectúan disparos con las armas requisadas en escenas de crimen o en procedimientos. Los proyectiles y las vainas servidas se envían a un laboratorio dos pisos más arriba para ser analizados y así elaborar imágenes que muestren coincidencias con los elementos levantados.
A este departamento también pertenecen las secciones de Accidentología Vial, donde se hacen animaciones de accidentes fatales; Documentología y Grafología Forense, y Huellografía. En estos lugares se analizan firmas, billetes y documentos para determinar su autenticidad.
El Departamento Técnico está dividido en las secciones Acústica e Imágenes, Auditoría Contable y de Gestión, Arquitectura e Ingeniería, Topografía, Planimetría e Informática Forense. En estas dependencias se revisan celulares, aplicaciones informáticas, documentos y estafas en obras de construcción, entre otros delitos.
“El rol del laboratorio forense es intervenir en la investigación de hechos punibles a través del asesoramiento y las pericias técnico-científicas para su esclarecimiento. Pero quien hace el proceso de adecuar ese medio al hecho es el fiscal que interviene en la causa”, recalca y sintetiza Bogado.
La ciencia y la tecnología más avanzada, en manos de técnicos paraguayos, para salir en ayuda de la Justicia.
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De su propio bolsillo
Acondicionar las instalaciones del laboratorio del Ministerio Público requirió una inversión de alrededor de US$ 500.000, provenientes de los fondos que el Presupuesto General de la Nación destina a la institución.
Mucho trabajo
Entre enero y diciembre de 2016 el Departamento Operativo realizó 973 procedimientos. En el mismo periodo, el Departamento Técnico atendió 2.008 solicitudes periciales; el Departamento Criminalístico, en sus diferentes secciones, procesó 1.475 pericias y el Departamento Químico-biológico examinó 1.293 evidencias. Es decir, en total, en el lapso señalado, el laboratorio forense realizó 5.749 pericias.