EFE
Bajo el título “La paloma mensajera como fotógrafa”, el museo ha reunido un compendio de las imágenes aéreas tomadas por las palomas de Julius Neubronner.

Más de 20 reproducciones y alrededor de 20 copias originales de esas fotografías recogen el testigo de unos pájaros que empezaron transportando correspondencia y acabaron siendo utilizados en el mundo del espionaje.
Julius Neubronner (1852-1932) era un farmacéutico de la ciudad de Kronberg, cerca de Fráncfort, que durante mucho tiempo había visto en las palomas mensajeras el método ideal de transporte para cualquier tipo de pequeña mercancía.
Como su padre, decidió recurrir a ellas para enviar medicamentos y recetas hasta que un día, tras llamarle la atención que algunas de sus palomas volvieran tan bien alimentadas, decidió equiparlas con cámaras fotográficas para poder localizar su trayectoria.
El farmacéutico Julius Neubronner Foto: Digitart
Fue el primer caso conocido de toma fotográfica desde el aire, en blanco y negro, con una perspectiva a “vista de pájaro” y “que representa el mejor testimonio de un mundo que ha desaparecido”, cuenta a Efe Bernd Lücke, uno de los comisarios de la exposición.
Tras su éxito, en 1908 Neubronner decidió ir más allá y patentó el innovador método ante la Oficina Imperial de Patentes, lo que le valió un amplio reconocimiento.
El farmacéutico pasó así a desarrollar el método con la creación de una docena de modelos distintos de pequeñas cámaras que pasaron a llamar la atención del mundo militar y del espionaje.
Los aparatos se sujetaban en el pecho del animal y contaban con un autodisparador que permitía sacar en cada vuelo una fotografía o una serie de doce instantáneas a intervalos regulares.
Las palomas llevaban las cámaras sujetadas al pecho. Foto: 20 Minutos
Ante la perspectiva de unos instrumentos aéreos que podían pasar desapercibidos, con cámaras de 30 a 75 gramos de peso, el Ministerio de Guerra prusiano decidió emplearlos como objetos de rastreo durante la guerra.
Sin embargo, el desarrollo de la aviación acabó superando a los “espías emplumados”, como se los califica en la exhibición, y fueron sustituidos por aviones de rastreo, concluyendo la colaboración militar de Neubronner poco antes del fin de la guerra.
Algunas de las tomas aéreas realizadas por las palomas. Foto: 20 Minutos
La obra se divide en tres partes: una fotográfica, otra con recortes de diarios sobre el tema y finalmente un ensayo de Fontcuberta sobre la evolución de la fotografía aérea y la comparación entre las palomas y los drones.
La exposición recoge el espíritu del álbum fotográfico y abrirá sus puertas mañana, hasta el día 24 de junio, como tributo a Neubronner y a “los fotógrafos del aire”.