Y el convencimiento de todas ellas era que había una injusticia al frenar esta presencia. Los dirigentes de los partidos son siempre varones y los cargos políticos están como copados también por ellos.
Alguna persona que llamó por radio defendió la tesis ya vencida de que la mujer “por naturaleza” estaba destinada para cocinar, cuidar de los niños y limpiar la casa. Por supuesto que no salió bien parada con sus palabras.
Hay dos razones para defender hasta lograr que la mujer intervenga en política sin ninguna limitación.
Por supuesto reconocemos nosotros y ellas que entre ellas como entre los varones, hay personas igualmente indeseables. Pero es una gran pérdida nacional que con su ausentismo obligado se está privando al Paraguay de lo mejor de ella.
La segunda razón es que 25 años de desgobierno mayoritario generalizado de varones es suficiente mala experiencia como para probar a dar entrada libre a la mujer. “No queremos más de lo mismo”, y ya es hora de cambiar del género mayoritario en los tres poderes.
A propósito de esto me hablaron también del proyecto de ley 50%-50% , sobre la cantidad igualitaria hombres-mujeres en los puestos de autoridades de los tres poderes. Proyecto de ley encajonado por influjo de fuerzas muy poderosas económicas y políticas del país.
Estamos en un momento de crisis grande en el Paraguay y debemos de hacer todo lo posible para salir de ella. El darle su puesto a la mujer paraguaya en términos igualitarios al varón es una obligación.
Insisto en ello aludiendo a las palabras del papa Francisco que repite en sus alocuciones siempre, el valor, la entrega, la heroicidad de la mujer paraguaya a lo largo de la historia.