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La hibernación es una técnica que la ciencia ficción desde hace décadas adaptó a sus novelas, cómics y películas, porque es la más realista de los métodos que permitirán al hombre realizar viajes interestelares. En esta película, esta idea es crucial, ya que dos pasajeros despiertan mucho antes de lo previsto y sus vidas cambian de perspectiva absoluta desde ese momento.
La soledad no va con el ser humano, y mucho menos la soledad absoluta del vasto y mudo espacio exterior. Por eso la compañía de un compañero se busca y agradece. En este caso, tal búsqueda implicará unas decisiones éticas de graves consecuencias. En medio de tales tribulaciones, aparecen problemas con la nave misma que proporcionan momentos de alta tensión y aventura en medio de escenas silenciosas y el minimalismo de la gigantesca nave.
Las actuaciones de Chris Pratt y Jennifer Lawrence son más que satisfactorias, y la aparición de Michael Sheen como un androide-mozo le agrega un toque de humor a la película que no desentona para nada dentro de la obra mayor. Morten Tyldum vuelve a mostrar un talento para el suspenso y el drama, un talento que puede sobresalir en un biópic, como The Imitation Game o en una futurista como Pasajeros. Este es un director a tener en cuenta desde ya.
A caballo entre el drama y la aventura, Pasajeros no quedará como un clásico de la ciencia ficción, a pesar de los guiños que hace a otras grandes producciones del género. Pero es una impecable realización muy recomendable no solo para los que gustan del género, sino también para aquellos que quieren ver una película bien hecha.
Calificación: * * * 1/2 (buena a muy buena)