Si el célebre filósofo y político italiano Nicolás Maquiavelo hubiera vivido en el Paraguay actual, probablemente se hubiera quedado asombrado de la habilidad de numerosos dirigentes políticos sin escrúpulos, mucho más que aquellos a los que él conoció en la antigua Roma del 1500 y a quienes retrató en su obra de doctrina política titulada El Príncipe, y a quien se atribuye la famosa la frase “el fin justifica los medios”.
Lo que sucedió este miércoles, en una sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados, en que el oficialismo colorado cartista logró postergar por 8 días el tratamiento de un proyecto de enmienda constitucional, por el cual se pretende instalar la reelección presidencial –prohibida por la Constitución Nacional–, ha sido calificado por varios analistas como una operación maquiavélica.
Los colorados disidentes y los exponentes de gran parte de la oposición legislativa buscaban tratar la propuesta de enmienda en la misma sesión, con la intención de votar y de enviarla a archivo, pero fueron sorprendidos por los votos de tres diputados de la oposición liberal que favorecieron al oficialismo. Fueron los votos de los legisladores Gustavo Cardozo, Fernando Nicora y Milciades Duré, quienes han pasado a ser objeto de manifestaciones de indignación ciudadana, al ser acusados de traicionar los mandatos de su propio partido, con acusaciones no probadas de haber vendido sus votos al cartismo.
El operativo que busca la reelección del actual presidente Horacio Cartes avanza ahora en un nuevo escenario, que se apuntalará este sábado durante la convención de la ANR, en donde probablemente se planteará que los legisladores colorados que no respalden el proyecto de enmienda no puedan participar en las próximas elecciones dentro de las listas del partido. Y que estos casos se traten en el Tribunal de Conducta para establecer sanciones, que pueden llegar a la expulsión de la nucleación.
De este modo, se busca aprobar la enmienda de la Constitución en Diputados, pese a que la Cámara de Senadores ya ha rechazado un proyecto similar de enmienda, con lo cual tal tratamiento queda proscripto por un año en ambas cámaras. Pero se ponen las ambiciones de poder por encima de las reglas del sistema democrático, lo cual, una vez más, empuja al país hacia un peligroso camino con rasgos de totalitarismo. Lo llamativo es que el propio Horacio Cartes había asegurado reiteradas veces que no podía ser reelecto, porque “la Constitución no lo permite”.
Es de esperar que los legisladores y dirigentes que tienen en sus manos el destino político del país, tengan la capacidad de reflexionar, reconsiderar la gravedad de la situación y actuar con madurez e impedir que se consume un lamentable retroceso.