Descubrieron talentos que estaban ocultos y, a la vez, un pasatiempo para que las horas, días y meses lejos de sus familias puedan ser, de alguna manera, llevaderos.
Aprendieron a crear como una herramienta para reintegrarse a la sociedad e impulsar un emprendimiento para subsistir. Todas las creaciones fueron expuestas al público en lo que es conocido como La Casa del Buen Pastor.
Allí las alumnas expusieron sus tejidos de croché, vestidos y camisas de ao poi, además de diferentes productos elaborados con apliques de ñanduti. No pudieron faltar las zapatillas bordadas con canutillos con diseños exclusivos.
Los proyectos que potenciaron el talento de las mujeres en el mundo de la artesanía son dos: Kuña Katupyry y Ana, según revelaron desde el Ministerio de Justicia.
El primero es un programa coordinado entre el Ministerio ya mencionado, el Comité Internacional de la Cruz Roja y el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA).
Entretanto, Ana es un programa que desde hace más de 10 años, durante dos horas a la semana, capacita a las mujeres privadas de libertad en la confección de cortinas, colchas, ajuar de bebé, ropa de cama, croché y otros bordados que sirven de apliques a manteles y fundas.
Por su parte, en el Pabellón Renacer se expusieron cuadros pintados durante las terapias ocupacionales que llevan adelante iglesias evangélicas.
Desde la sede penitenciaria informaron que las personas que quieran adquirir los productos pueden acercarse al Buen Pastor. Los trabajos son expuestos durante los días de visita, es decir, martes, jueves, sábados y domingos.