Tras una exhortación realizada el domingo por el papa Francisco, desde el norte de Italia, expresando su preocupación sobre las crisis instaladas en Venezuela y Paraguay, pidiendo se evite toda violencia y se busquen “soluciones políticas”, el presidente de la República, Horacio Cartes, convocó a un diálogo a los presidentes de todos los partidos políticos con representación parlamentaria y a los titulares de las dos cámaras del Congreso, además de un representante de la Conferencia Episcopal Paraguaya y otro del Ejecutivo, para intentar destrabar la situación.
La propuesta formulada por el propio jefe de Estado resulta oportuna e interesante, pero tiene pocas posibilidades de prosperar si no va acompañada por señales de que realmente se busca desactivar el clima de enfrentamiento y no solamente cumplir un mero formalismo para proyectar una imagen ante el pedido del Papa y las exigencias de toda la comunidad internacional.
En ese sentido, aunque se diga que hay que acudir al diálogo sin condiciones, no hay que olvidar que la crisis se desató ante el atraco realizado al Congreso por los legisladores cartistas, luguistas y llanistas, al instaurar un “Senado paralelo” para modificar el reglamento de la Cámara Alta, dar entrada y aprobar a tambor batiente el proyecto de enmienda de la Constitución, para tratar de imponer la reelección presidencial.
Por ello, resulta básico que el diálogo convocado por el presidente debe ser encarado sobre el respeto a la Constitución. Un punto fundamental sería desistir del atropello legislativo para tratar de instalar la enmienda que permita la reelección y regresar a un punto cero para negociar el tema. Sin embargo, los dirigentes del oficialismo colorado que ayer acudieron a dar su respaldo a Cartes dejaron en claro que no piensan dar marcha atrás con el plan de la enmienda. ¿Cuánto se podrá, entonces, avanzar en el diálogo?
Otro factor clave debe ser esclarecer quién dio la orden para que la policía asalte la sede del PLRA sin orden judicial, asesinando a sangre fría al joven dirigente liberal Rodrigo Quintana, además de determinar quiénes fueron los responsables de las graves violaciones de derechos humanos que cometieron las fuerzas policiales en la tarde y noche del viernes, y la madrugada del sábado, circunstancias en que se han denunciado abusos y torturas contra los detenidos, como solo ocurría en las peores épocas de la dictadura stronista.
Resultará difícil avanzar con cualquier diálogo para superar la crisis sin garantizar que realmente se hará justicia y se respetará a las instituciones democráticas.