30 abr. 2025

El legado de un preso

Fernando Boccia – fernando-boccia@uhora.com.py

Jarvis Chimenes Pavão fue extraditado hace unos días al Brasil, luego de estar ocho años preso en Paraguay, acusado por organismos de seguridad paraguayos y brasileños de ser uno de los mayores narcotraficantes del Cono Sur de la última década. El peso de encima que se sacó este Gobierno es inmenso: en los últimos cinco años, Jarvis y el Poder Ejecutivo mantuvieron una disputa que a su paso dejó como víctimas a funcionarios, jueces, políticos y hasta una ministra.

Sin duda, es aún temprano para saber hasta qué punto Pavão registró su marca en las instituciones del país, pero vale la pena revisar algunos hitos de su estela en Paraguay.

El recuerdo más vívido que deja son las imágenes de las habitaciones de lujo en las que se hospedó en la cárcel de Tacumbú. Capturado en el 2009, Jarvis pasó la mayor parte de su estadía en el sistema penitenciario en un fastuoso loft dentro de la prisión más hacinada del país. Indefectiblemente, la cadena de coimas que permitió esto tuvo que llegar bien arriba, a pesar de que las autoridades del Ministerio de Justicia fingieron una pudorosa indignación al trasladar a Jarvis a la Agrupación Especializada y “descubrir” su vida como jeque árabe en Tacumbú.

El episodio nos remite a otra cuestión paradigmática del paso de Pavão por Paraguay: hasta el último momento encontró funcionarios del Estado dispuestos a ayudarlo. Desde el juez asunceno, que pretendió trabar su traslado a la Agrupación Especializada, hasta el (ahora ex) juez santaniano que intentó frenar su extradición.

En el 2016, la ministra de Justicia, Carla Bacigalupo, fue destituida con un manto de sospecha: El propio Gobierno acusó a Jarvis de seguir comandando el tráfico de drogas y ordenar el homicidio del dueño de la frontera Jorge Rafaat. Todo esto, desde sus lujos y confort en la cárcel, la misma cárcel que estaba bajo la custodia del Ministerio de Justicia.

Pavão también usó su influencia para asistir ahí donde el Gobierno brilla por su ineficacia: Él mismo contó que colaboró en la liberación de Arlan Fick, secuestrado por el EPP. Sus relatos de cómo ayudó en este y otros aspectos a la Fuerza de Tarea Conjunta en el Norte del país fueron desmentidos por el Ejecutivo. Sin embargo, cuando el ganadero de Horqueta Félix Urbieta fue secuestrado por el mismo grupo armado, los familiares de la víctima sabían quién sí podría ayudarlos: Fueron a visitar al poderoso empresario brasileño recluido en la Agrupación Especializada para que ayude en las negociaciones. Se sabe: ahí donde el Estado está ausente, otros poderes lo sustituyen.

Jarvis se fue y nos dejó solos ante nuestra podredumbre institucional, nuestra clase política inficionada por el crimen organizado y un Estado débil ante poderes fácticos.