El Sumo Pontífice tuvo un cálido encuentro con los jóvenes en la penúltima actividad de su vista al Paraguay. Con voz firme, el Papa Francisco pidió a la juventud a seguir haciendo lío para obtener un corazón libre, solidario y con esperanza.
Si bien tenía un discurso preparado, salió del protocolo al escuchar el testimonio emotivo de dos personas y el pedido de otra, llamado Orlando, para que bendiga a todos.
“Jóvenes, sigan haciendo lío, pero organícenlo el lío y ayuden a arreglarlo”, manifestó un Jorge Bergoglio muy enérgico y que en todo momento interactuó mucho con el público.
Para Francisco, la libertad es un regalo de Dios que se debe saber recibir. “Hay que saber tener el corazón libre porque todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no dejan que el corazón sea libre”, afirmó.
Manuel brindó su testimonio de vida y contó que vivía en la pobreza en el interior del país, sus padres tuvieron que entregarlo a una familia de la capital cuando era niño, pero en la ciudad fue explotado y maltratado, no contaba con medios para sobrevivir y casi cayó en la drogadicción.
“Un corazón libre, que no sea esclavo de toda la trampa del mundo, que no sea esclavo de la comodidad, del engaño, que no sea esclavo de la buena vida, de los vicios, que no sea esclavo de una falsa libertad, que es hacer lo que me gusta en cada momento”, expresó el Pontífice.
Luego valoró la lucha y fortaleza de Liz, otra de las personas que contó su vida y el sacrificio que tuvo que padecer para ayudar a su madre que padece de Alzheimer, a causa de la enfermedad tuvo cuidarla como si fuera su hija. A pesar de ello se esforzó y se convirtió en enfermera, también cuida de su abuela que está en cama.
“Liz nos enseña con su vida que no hay que ser como Poncio Pilatos, lavarse las manos. Liz podía tranquilamente haber puesto a su mamá en un asilo y vivir su vida de joven, divirtiéndose, pero dijo no, Liz se convirtió en servidora y sirvienta de la mamá y de la abuela y lo hizo con cariño”, sostuvo.
El Santo Padre instó en todo momento a los jóvenes a luchar por la libertad del corazón, a un servicio solidario, de esperanza, trabajo, de lucha por la vida y a salir adelante.
“La vida no es fácil para muchos jóvenes y eso quiero que lo entiendan, que se metan en la cabeza, si me es relativamente fácil hay otros que no lo tienen fácil, más aún porque con la desesperación son empujados a la delincuencia y a colaborar con la corrupción”, mencionó.
“No queremos jóvenes debiluchos”
En otro momento de su mensaje, el obispo de Roma fue más contundente al afirmar que los jóvenes deben tener esperanza y fortaleza.
“No queremos jóvenes debiluchos, que están ahí nomás sin hacer nada, no queremos jóvenes que se cansen siempre con cara de aburridos; queremos jóvenes fuertes, con esperanza y fortaleza”, manifestó. Pero les recordó que se deben hacer sacrificios y andar contra la corriente.
A los presentes les hizo repetir en varias oportunidades: “corazón libre”, “solidaridad”, “trabajo”, “esperanza”, “esfuerzo”, “conocer a Jesús” y “conocer la fortaleza de Dios”.
Luego de mencionar esas palabras preguntó: “Un joven que vive así, ¿tiene la cara aburrida?, ¿tiene la cara triste?”. El público en todo momento respondió enérgicamente a sus preguntas haciendo que el encuentro sea histórico.