Por Luján Román
Decime: ¿cuál es tu nombre? “Mi nombre es Grimilda. Ana Grimilda González. “Me dicen Grimi de cariño mis compañeras de cole. Es más, yo misma me burlo de mi nombre. Mi mamá se llama igual. Mi abuela es la loca en realidad”, cuenta la abogada de menos de treinta años, a quien le hubiese gustado ser Victoria agregándole una “ia” al nombre de su papá. “Pero soy Grimilda, para siempre, está bueno tener un nombre raro. La gente se acuerda de vos”. También se ríe.
Los nombres inolvidables existen en todo el mundo. Pero el 75% de los que se les asignan a las personas son comunes. Llamarse Susana, Alicia, Daniel, José, Carlos no es una novedad ni motivan una carcajada como llamarse Visitación o Sandalia.
Hace 40, 50 y más años atrás, los nombres salían del Santoral. Podían ser tiernos como el de la niña Dulce nombre del Señor o trágicos como el de Degollación de los Santos Inocentes, alias Degollí, la mujer nacida el 28 de diciembre, Día de los Inocentes.
De nombres de Almanaque sabe Marciana –hermana de Hermenegildo, Bienvenida, Pastor, Concepción y otros cuatro de nombre común– quien se casó en los años 50 con Sindulfo, en Limpio; se mudaron dos décadas después a Roque Alonso y conocieron a su vecino Regalado. En ese tiempo, su hija Ana María creyó que contraería nupcias con Arnaldo, ya en el altar se percató de que el nombre real de su marido era Timoteo, a secas, como lo dijo el oficial del Registro Civil. ¿Timoteo?
Por Fin Bienvenido Carajo Rapetti es el nombre más famoso en toda la historia nacional, asegura el publicista Daniel Nasta, apasionado colector de nomenclaturas humanas únicas que integra la Asociación Americana de Nombres y piensa reeditar el libro Nombres Raros, publicado en el 2008. Detrás de cada nombre hay una historia, según Nasta. Por Fin Bienvenido, por ejemplo, nació después de siete hijas, y su nacimiento festivo se inmortalizó en sus documentos hasta que su nombre se convirtió en expresión popular.
En la Región Oriental del país vive Melchor Gaspar y Baltazar Ibáñez, de General Delgado; Sargento Segundo; Kuimba’e González, de Hernandarias; Cachota González, paraguayo de San Carlos; Ysapy Marangatu González, de Mayor Martínez; Tontos María Maldonado Romero, paraguayo, de Roque Alonso; así como Hiérete González Push, de Hernandarias. Estos extravagantes nombres forman parte de la colección de Nasta.
El Chaco es una fuente de nombres raros. Ahí viven Tortilla Losape Posorajna, paraguaya, de Filadelfia; Carayá Julio Picanerá, de Cerrito; Carapé González; Carate Chiquejño, en Fortín Ingavi, y Cambalo Flores Rojas.
Al hablar de nombres poco frecuentes los bisabuelos ganan el primer lugar. La ascendiente de José Diez Pérez es Fredevinda. La bisabuela paterna de Nadia Villalba es Telesfora. Poco que envidiar siente Semáforo, vecino de Alejandra Gómez, o don Aproniano, papá del jugador Roque Santa Cruz.