EFE.
Su decreto obliga a partir de este jueves a los alpinistas a llevar gorro, gafas de sol y de esquí, chaleco y goretex, pantalón y funda para el mismo, zapatos adaptados para el uso de crampones, crampones, cuerda, piolet, GPS o brújula y un altímetro.
La multa por incumplir la nueva normativa, según los medios, es prácticamente simbólica, de apenas 38 euros, pero pretende crear un efecto disuasorio para todos aquellos que se aventuran sin los conocimientos y el material necesario.
El alcalde, Jean-Marc Peillex, explica en un comunicado publicado en Facebook que, pese a las advertencias lanzadas en el pasado, todavía hay quien cree que al Mont Blanc se sube como si fuera “una pradera”.
La nueva normativa se da a conocer en un momento en que sigue desaparecido un hombre de 46 años que inició el ascenso en solitario y con ropa de “trail”, y cuando ha cesado la búsqueda de un japonés que también iba solo. En lo que va de mes, han muerto tres personas.
Peillex denunció que todos aquellos que se niegan a actuar ante “la inconsciencia de algunos” acaban siendo cómplices de esta situación.
Y ante las posibles críticas de quienes defienden que la montaña es el último reducto de libertad, asegura que en realidad se ha convertido “hace tiempo” en un espacio comercial en el que la libertad se limita al cumplimiento de las reglas del negocio.