El cambio vale para las llamadas ciudades gemelas de frontera, que tienen integración urbana con países vecinos –en Rio Grande do Sul son 10, incluyendo Uruguaiana y Santana do Livramento.
De acuerdo con la publicación, la expectativa de los municipios es que los nuevos emprendimientos sean liberados en octubre, cuando estará disponible el sistema informatizado para control de stocks, ventas y cuotas por individuo en las tiendas, conforme prometió el secretario de la Receita Federal de Brasil, Jorge Rachid, a inicios de junio.
Sería la última etapa del proceso, que comenzó con la aprobación de ley por el Congreso Nacional, en el 2012, y pasó por la reglamentación del Ministerio de Hacienda, dos años después.
De acuerdo con la ordenanza publicada por el Ministerio de Hacienda del Brasil en 2014, “solo podrá adquirir mercancía de tienda franca de frontera terrestre el viajero que ingrese al país y sea identificado por documentación hábil”. Esta misma orden indica el límite de USD 300 por persona para las compras de productos libres de impuestos, que puede usarse una sola vez cada 30 días.
Y el término “viajero” no quiere decir necesariamente que la persona necesite estar en viaje internacional, no tendría sentido un cobro en ese sentido, según el especialista en comercio exterior y despachante aduanero Óscar Bentancur, ya que solo hay que atravesar una calle para caracterizar el viaje.
La empresa debe comercializar exclusivamente mercancías libres de impuestos y destinarlas en el plazo de un año, prorrogable por otro. Estos productos pueden ser tanto nacionales como extranjeros. En el caso de la mercancía extranjera, ella necesita ser importada directamente por las tiendas y permanece con tributación suspendida hasta la venta. El producto nacional sale del establecimiento industrial o equiparado con exención de tributos, con una nota fiscal “especial” para tienda franca.
Bentancur cree que hay mercado para todos los tamaños de empresas, y no solo para grandes redes.