Por Patricia Lima
lima@uhora.com.py
Sujeto a un tosco molde de hormigón, el listón de madera perfila un contorno de mujer. Mirta Martínez, una del millar de gancheros que trabajan de sol a sol en el vertedero de Cateura, rescató el trozo de madera de entre los desperdicios. En un par de semanas, estará en las manos de alguna niña estudiante de música, convertido en guitarra. Tal vez, en las manos de Carmen, su propia hija de 11 años.
Este círculo encantado se da en el insalubre ambiente del vertedero de Cateura, donde ayer se inauguró el primer Taller de Lutería, nombre que se le da a la fabricación de instrumentos musicales.
Los habitantes de Cateura no eligen vivir allí, lo hacen por la falta de otra opción. “Si pudiera, me iría de aquí, pero no hay otro trabajo”, relata Mirta, de 37 años, madre soltera de cuatro hijos. Su pequeña casa de tabla linda con el basural, donde se ocupa de reciclar materiales. Gana alrededor de G. 20.000 por día, trabajando más de doce horas, desde las 6 de la mañana. “A veces, tenés tiempo de verles a tus hijos sin que estén dormidos, a veces”, cuenta.
En este duro ámbito, signado por injusticias, fragmentación familiar y escasas oportunidades, se inició hace un año el proyecto Sonidos de Cateura, con las organizaciones Alter Vida y Sonidos de la Tierra. La iniciativa comenzó con una escuela de música, donde dos veces por semana se imparten clases de guitarra, canto y orquesta de cámara con violines y violoncelos. Veinticuatro niños y niñas acuden a las prácticas, los miércoles y sábado.
La sorpresa para las organizadores fue el entusiasmo y el compromiso con el que los padres de los aprendices de músicos se involucraron en el proyecto. Fue así que surgió la idea de generar un trabajo rentable: ayer, en el centro de acopio de materiales reciclables, se inauguró un taller de fabricación de instrumentos, donde como primera meta se proyecta elaborar 50 guitarras en los próximos tres meses. El proyecto Sonidos de la Tierra las comprará para niños de escasos recursos que acuden las escuelas de música en 105 municipios.
La madera de pino que se utiliza en el embalaje de electrodomésticos es la más preciada para la fabricación de guitarras, explica el maestro Luis Szarán. “Es madera estacionada, de años a la intemperie. Aquí, ahora se vende a muy bajo costo o se la recicla en cosas poco rentables.” Con la producción de guitarras se espera proyectar un negocio a largo plazo.
Opinión
Luis Szarán, Director
“Es una escuela de la vida”
Sonidos de la Tierra es un plan de integración social a través de la música. Busca combatir la violencia juvenil con el empleo útil del tiempo libre. Potencia la autoestima, incentiva la creatividad y el trabajo en equipo. “Al final no se espera que salgan músicos virtuosos, para eso están los conservatorios. Le llamamos una escuela de vida, porque con la música aprenden a respetar su entorno y armonizar su espíritu”, indicó el reconocido estudioso .