Por Rocío Cáceres
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De niños, Gustavo y Diego Sánchez Haase, al igual que sus hermanos, escuchaban los discos del abuelo Gustavo, quien tenía cientos de materiales que despertaron el interés de los chicos en la música. “Desde chicos también teníamos el estímulo de nuestros padres para escuchar discos”, recuerda Gustavo Sánchez Haase (52), el mayor de los hermanos, que fue el primero en incursionar en la música.
“Cuando tenía 8 años, entre todos los vinilos encontré unos de Ray Conniff, me pareció extraño, como música de película. Luego encontré un amigo al que le gustaba lo mismo; ese fue mi primer contacto con el R&B, el blues, el jazz”, recuerda Gustavo, que cuatro años más tarde recibió de su madre un transistor de regalo. “Escuchaba la radio, en esa época la música comercial era muy buena; se escuchaba música disco, soul y R&B”.
A los 12 años empezó a estudiar guitarra, también a instancia de su madre, con el profesor Careaga, de su Villarrica natal.
En el 79 conoció a The Beatles y se fascinó con ellos, aunque luego se alejó por unos años de la música –porque quería ser futbolista–. Entonces escuchó la canción “Sultanes del swing”, de Dire Straits, y se transformó. “Eso me cambió la vida y me dije: ‘esto es lo que quiero tocar, esto es lo mío’”, recuerda emocionado.
VIVIR DEL ARTE. Si bien su familia apreciaba mucho la música, al terminar el colegio le aconsejaron que estudie una carrera. “‘La música no te va a dar de comer’ me dijeron”, cuenta.
Estudió medicina y al 5º año formó con sus compañeros de facultad Los Matasanos, la primera banda de rock de Villarrica. Unos meses más tarde abandonó la carrera para dedicarse de lleno a su pasión: la música.
“A partir de allí no paré más, dije: ‘me voy a dedicar al blues, que es lo que descubrí hace 25 años (...), es una lucha, pero se puede vivir de la música’”.
Actualmente es el líder y único integrante de la One Man Band (canta, ejecuta la guitarra y al mismo tiempo toca la percusión), ofreciendo blues tradicional, ragtimes, jazz tradicional, gospel y doo wop.
CLÁSICA. Por su parte, Diego Sánchez Haase se inclinó hacia la música clásica, también gracias al abuelo Gustavo, que también tenía una amplia colección de clásicos, “sobre todo de Mozart”, rememora y comenta que al igual que todos sus hermanos estudió con el profesor Careaga.
“Empecé con la guitarra popular, después me interesó el arpa paraguaya, que sigo tocando; es el primer amor musical de mi vida”, dice y agrega que luego le interesó el piano. “Me enloquecieron todas las posibilidades sonoras del instrumento”, confiesa y agrega: “A través de los discos de mi abuelo también conocí el sonido de la orquesta y ahí me interesó la batuta”.
Diego se formó primeramente en Asunción y luego fue becado a Italia, donde continuó su formación. “No dudé, fui de cabeza; estuve en Roma en el 92, poco tiempo después de volver me salió una beca a Alemania; mi sueño siempre fue estudiar en ese país, uno de los de mayor tradición en música clásica”.
Ya instalado en Paraguay, con el diploma de director, formó su propia orquesta en Villarrica, ya que las posibilidades de dirigir en Asunción eran pocas. “Fue mi orquesta escuela”, asegura.
También integró desde sus inicios la orquesta de UniNorte. “Hicimos un trabajo intenso en el ámbito de la ópera. Pasó lo mismo con la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional (Osic), se creó el proyecto y yo concursé para ser director, y la verdad está funcionando muy bien”, manifiesta.
HIJO. Otro hijo musical de Diego, quizá el más deseado por ser Bach su especialidad, es la Sociedad Bach del Paraguay, que tiene su propia orquesta. “Ahí están los mejores especialistas paraguayos, todos jóvenes, en la interpretación histórica de la música barroca”, cuenta el maestro y añade que se están fortaleciendo y proyectando internacionalmente. “Para mí, esto es muy valioso”, confiesa.
Si bien ya tocaron juntos de antes, los hermanos Sánchez Haase no comparten escenario hace unos años, pero tienen planes de juntarse, con el show Bach and Blues, uniendo la especialidad de ambos.
“Todavía no se pudo concretar, pero el proyecto está ahí", dice Diego acerca de la idea de compartir escenario con su hermano.