A 57 años de su creación, la Academia de batería Nene y Papi Barreto inaugura hoy, a las 19.00, su museo y sala de música, en Guillermo Arias 368 casi Teniente Rodi. El acceso es libre y gratuito.
Durante el acto –que contará con la presencia de Fernando Griffith, ministro de Cultura– también se lanzará el libro Manuscritos de Nene Barreto, con el auspicio del Fondec.
El museo, también denominado Nene y Papi Barreto, contiene una rica y nutrida colección de instrumentos y artículos musicales, conservados en perfecto estado. Fue declarado de interés cultural y puede ser visitado de lunes a domingo, de 9.00 a 12.00 y de 15.00 a 20.00.
Los visitantes podrán conocer más de 500 libros originales de batería y trompeta, 800 discos de vinilo, VHS y casetes, cerca de 100 unidades de palillos de colección, instrumentos de percusión, entre otros.
“También hay dos baterías de colección de un valor incalculable, un salón de cuadros de reconocimientos nacionales e internacionales, revistas especializadas y partituras de arreglos musicales”, sostiene el baterista y profesor Bernardo Martínez, quien estudió durante diez años con los hermanos Barreto y hoy está al frente de la Academia.
“Después de muchos años de trabajo a puro pulmón estamos inaugurando el primer museo y sala de música, donde conservamos y mostramos todo lo que los hermanos invirtieron en toda su impecable vida profesional”, expresa Martínez.
Historia. La Academia fue creada por el baterista Nene Barreto (1938-1996), en 1960. Luego de su fallecimiento, su hermano, el trompetista Papi Barreto (1933-2005), tomó la posta y continuó con el emprendimiento junto al baterista Bernardo Martínez.
La inclinación por la música de Nene Barreto no es circunstancial, pues su padre fue uno de los mejores bandoneonistas del Paraguay. “De muy joven la atracción por la música la vuelca en el estudio y practica saxofón y bandoneón, instrumentos que llegó a ejecutar bastante bien. Pero en su búsqueda constante de la perfección, tal como era su espíritu, se alejó de estos instrumentos e incursionó en la percusión, con la que se quedó definitivamente”, relata Martínez.
“Su partida nos dejó un gran vacío. Su familia, sus alumnos, sus bateros y yo tuvimos el coraje y las agallas de tomar el desafío y continuar con esta academia, que está fuerte y en permanente actualización”, finaliza el músico.