EFE
En la rueda de prensa de presentación de la serie, que se estrenará el próximo viernes en la plataforma Netflix, el productor Epigmenio Ibarra reconoció que cuando lanzaron el adelanto hubo parte del público que pensó que sería “la historia de ‘la Gaviota’ (Angélica Rivera) y Enrique Peña Nieto”.
Sin embargo, “no es una serie de chismes”, sino una oportunidad para hablar “con profundidad de la realidad dolorosa de este país”, aseveró.
La producción, que ha ganado protagonismo en los medios por la participación de Del Castillo, quien se reunió con el capo Joaquín “el Chapo” Guzmán cuando estaba prófugo de la justicia, habla de la “seducción del poder” y de la tensión “entre los ideales” y lo que realmente implica estar al mando.
En México, donde una familia “come con (noticias de) decapitados y se duermen con desapariciones masivas”, “urgía” hablar de temas como los que trata “Ingobernable”, argumentó Ibarra.
Gracias a la plataforma online, la serie encontró algo que cada vez escasea más en la pantalla pequeña: “la libertad”.
“La televisión en México es cada vez más mojigata, cada vez se puede decir menos”, defendió Ibarra, quien también apuntó que la libertad que otorgan estas plataformas implica una “exigencia” mayor de cara a los espectadores.
Verónica Velasco, también productora de la serie, señaló que el hecho de que ella e Ibarra sean periodistas les dio el “pulso” y la “retroalimentación necesaria para hacer esta historia”.
La productora, quien se mostró en contra del término “primera dama” -porque no hay “mujeres de primera"-, dijo que la serie hace reflexionar sobre el papel que tradicionalmente se le ha dado a las mujeres y en concreto a la esposa del presidente, encasillada en su mandato de “callar y obedecer”.
En la rueda de prensa, en la que también participó parte del elenco de la serie, todo el protagonismo quedó en las manos de Kate del Castillo cuando apareció en las pantallas de la sala gracias a una videoconferencia.
La actriz mexicana decidió quedarse en Los Ángeles (EE.UU.), su lugar de residencia, porque todavía no tiene las “garantías” necesarias para pisar su país, donde es investigada para saber si recibió fondos del Chapo para su marca de tequila o para la película que pensaba rodar sobre el líder del cártel de Sinaloa.
Cuestionada por los paralelismos entre Emilia Urquiza, su personaje, y ella, reconoció que trabajando en la serie encontró “cosas similares con la vida real”.
“Eso de sentir que estás sola en el mundo, contestando a mentiras, ataques, es algo muy fuerte, se te queda grabado en el cuerpo”, reconoció Del Castillo, quien señaló que si bien ella no fue perseguida “físicamente”, sí lo estuvo “mediáticamente”.
Indicó que se hace “responsable” de sus actos y de las decisiones que toma y que, al igual que Emilia, ella misma es “ingobernable": “Así creo que tiene que ser”, sentenció.
Y agregó que, en cuanto al encuentro con el Chapo que propició en 2015 cuando el capo estaba prófugo y en el que también participó el actor Sean Penn, no se arrepiente “absolutamente de nada”.
Ibarra dijo que eligieron a Del Castillo “mucho antes” de que surgiera la polémica alrededor de sus vínculos con el capo, por ser “una gran actriz y muy luchadora”.
Una vez comenzaron las investigaciones contra la actriz, el equipo se vio obligado a desplazarse a Estados Unidos para continuar el rodaje y se usó una doble para aquellas escenas en las que era imprescindible que se viera al personaje de Del Castillo transitando por las calles mexicanas.
Desde el punto de vista del productor, en México la intérprete ha sido “satanizada y perseguida”, aunque ella, defendió Ibarra, “estaba en su pleno derecho de buscar hacer una historia”.