De 60 alumnos que inician las clases, son 20 los que finalmente terminan el año escolar en un aula de formación permanente, cuenta en base a su experiencia Angeles Ferreira, docente del área de Ciencias Sociales.
“Hay un problema, en Paraguay en verdad hay una población importante que no logra terminar a tiempo su educación formal y después la gente que termina fuera de tiempo carga con muchas más responsabilidades”, explica la educadora.
Esas responsabilidades son mujeres con niños pequeños que antes dejaron la escuela por el embarazo, personas que trabajan de 06:00 a 19:00 y luego van a estudiar agotadas para regresar a sus casas a cuidar niños o familiares. Alumnos que están con problemas económicos y un largo etcétera.
“Los alumnos en este sentido están a su suerte e implica mucha voluntad seguir estudiando; no podemos juzgarle a alguien por la voluntad que tiene y no podemos basar nuestro sistema educativo solo en eso”, sostiene Ferreira.
Cambios. Parte del problema, sostiene el investigador Rudi Elías, es que la educación permanente o la alfabetización necesitan de una política de Estado y no solo pensarla como proyectos aislados, como ocurre en la actualidad.
“Se sostiene que incluso esta cifra de analfabetismo queda baja considerando otros factores como la comprensión que tienen muchas personas que incluso terminaron su escolarización”, agrega.
Cuenta que a principio del 2.000, la educación permanente contaba con un fuerte apoyo de la cooperación española con centros de alfabetización en todo el país.
“Ahora no sabemos cuántos recursos tiene el sector, también debe indagarse las causas de la exclusión, atender a poblaciones con diversidad social, cultural y lingüística”, remarca el especialista.
Además, pone énfasis en atender a los niños y jóvenes que están excluidos del sistema escolar, en la que se desconoce con exactitud el porcentaje de población.
La pandemia. La educadora Angeles Ferreira, también indica que el confinamiento por la cuarentena visibiliza un círculo muy grande en el cual hay padres que no tienen formación o que no entienden lo que dieron en el colegio.
“Entonces, cómo alguien que no terminó el colegio va a acompañarle a alguien que quiere terminar el colegio”, cuestiona.
Indica que el desafío es diferente y que la forma de abordar los contenidos en la educación permanente no se está dando en el país, quizás se conversa, pero en la práctica no se ven cambios.
La educación permanente debe pensarse como una política de Estado y eso no se ve que ocurra actualmente. Rudi Elías, investigador.
Con la pandemia vemos cómo un adulto que no terminó el colegio acompaña a uno que quiere terminar. Angeles Ferreira, educadora.