Aquellos labriegos que cuentan con un poco de tierras ubicadas en zonas rurales del país son explotados por un sistema que los somete. La producción de marihuana genera corrupción en varios estamentos y una guerra entre criminales en zonas fronterizas. Un informe de la BBC Mundo se enfocó en este problema nacional.
La producción y comercialización de marihuana en el Paraguay sigue siendo una actividad ilícita. Muchas de las tierras que conforman a este país lograron posicionarlo como el mayor productor de esta droga en Sudamérica, además de posicionarlo como uno de los mayores distribuidores de la hierba a nivel regional.
“Gana menos el que trabaja más” en este rubro ilícito de cultivar marihuana en un país con buena calidad de tierra, asegura la prensa internacional, al enfocar el tema como una “terrible causa y consecuencia de que Paraguay sea el mayor productor de marihuana”.
Esta lucha entre la producción y la vía ilegal de su comercialización genera violencia, homicidios, impunidades y muchos asesinatos. Estiman que al menos 30.000 toneladas de hierba del territorio nacional al año, sostienen.
Datos oficiales sostienen que el Paraguay es distribuidor exclusivo de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, de esta droga.
Tal negocio ya existe desde hace años atrás. Apareció en la década de los 60 aproximadamente en las fronteras con Brasil. Hoy la producción llega a las 8.000 hectáreas y se cultiva en al menos ocho departamentos, donde el índice de muertes es “muy elevado”.
Expertos sostienen que quienes producen el principal elemento de este negocio millonario, para un grupo, se encuentran en situación de pobreza extrema, olvidados muchas veces por el Estado, mientras los brasileños sacan ventajas del operativo ilegal.
El informe del diario de Londres sostiene que de cada 10 familias que viven en zonas rurales en el Paraguay, 8 se dedican a la producción de cannabis.
Para los especialistas este mal afecta sobre manera a un grupo, instando una vez más a la diferencia social. La falta de políticas agrarias, la pobreza y la ausencia de perspectivas lograron que los jóvenes que habitan en zonas rurales se inclinen al cultivo de marihuana.
Son los grandes compradores quienes ven las ganancias reales de este comercio ilícito, ya que se dedican posteriormente a distribuir la droga a otros países de la región.
Las semillas mejoraron en los últimos años según un informe de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), lo que le vuelve al país en el mayor productor de cannabis, de acuerdo a la prensa internacional.
Según estimaciones, de cada hectárea de plantación de marihuana se pueden quitar al menos 3.000 kilos de la hierba, mientras que en nuestro país se cuenta con casi 8.000 hectáreas de cultivo. Alta cifra de producción.
“Modelo intensivo de producción”. En los últimos años, gracias a una nueva semilla mejorada, en Paraguay se obtienen entre tres y cuatro cosechas anuales, cuando tradicionalmente se obtenían solo dos. Sostienen que con la nueva semilla los perros de la policía casi no pueden detectar la droga.
El 80% va a manos de criminales. Según la Senad el 80% de la marihuana paraguaya se vende a organizaciones criminales del Brasil como El Primer Comando Capital, que logran obtener de este negocio al menos USD 2.000 por kilo.
Abel Cañete, de la Policía Nacional, dijo a la BBC que, según datos de inteligencia, el PCC está organizado en diferentes sectores, como el tráfico de drogas, de armas, asaltos a entidades financieras, movimiento de activos y todo un sistema de sicarios, informó.
La noticia compartida por el conocido portal de información recuerda la muerte del “empresario” Jorge Rafaat, quien fue asesinado este año en Pedro Juan Caballero y era conocido en el mundo del narcotráfico. Para matarlo utilizaron armas de guerra.
Muchos analistas de esta situación comparan a Paraguay con México, cuando entidades del Gobierno y las fuerzas de seguridad estaban permeados por el narcotráfico.
Guerra territorial, muertes y explotación de campesinos forman parte del comercio ilegal de la droga en el Paraguay.