27 abr. 2025

La mano contenciosa

René González Ramos - Twitter: @ram0srene

A pocos días de las elecciones presidenciales, el candidato oficialista Mario Abdo Benítez, repite el mismo discurso en cada programa radial o televisivo que visita.

Su idea de reflotar el servicio militar obligatorio (SMO), para dar una mano “contenciosa” a las madres solteras que supuestamente no pueden atender a sus hijos, que al no recibir apoyo salen a delinquir.

“Nosotros vamos a utilizar cuarteles para tender una mano contenciosa (sic) para ellos, respetando al objetor de conciencia, pero vamos a utilizar los cuarteles para que la gente vaya a estudiar un oficio de mecánico, electricista, que sepa quién es Eugenio Alejandrino Garay, que cante el Himno Nacional y que recupere el orgullo de ser paraguayo”.

Estas fueron en parte las palabras del hijo del ex secretario privado de Stroessner.

El SMO – ya vigente en leyes y en la Constitución, pero que no se cumple– debería ser lo que menos importa en los próximos años.

Para aprender el Himno Nacional, el también candidato suplente al Senado y ex ministro de Educación, cuyo nombre es mejor obviar, promulgó una resolución por la cual se obliga a cantarlo en las escuelas y colegios públicos, privados y privados subvencionados de todo el país.

Se trata de la Resolución Nº 3296, emitida por el MEC el 24 de mayo del 2016.

Y para aprender sobre el general nacido en Pirayú y considerado uno de los héroes de la Guerra de la Triple Alianza, también está la escuela.

Además, si los potenciales delincuentes aprenderán oficios como de electricista o albañil, ¿quiénes impartirán estas clases? ¿Los militares? ¿Contratarán a docentes de colegios o a profesionales del SNPP? ¿Acaso no es mejor potenciar los colegios secundarios y el SNPP?

Por otro lado, esta propuesta tampoco es suficiente. Los mandos medios son importantes y necesarios, pero no serán y no deben ser la única propuesta.

Nadie habla de las universidades públicas, y de cómo por ejemplo pueden elevar la calidad de estos institutos para dar mejor calidad educativa y que más jóvenes puedan ingresar a sus aulas.

Con la propuesta de una educación secundaria profesional, unos pocos podrán ganarse el pan de manera independiente, otros poquísimos irán a la universidad y el grueso posiblemente sea empleado en firmas privadas con salarios mínimos como techo.

Lo más lamentable es que mientras Mario Abdo se pasa hablando del SMO, como única posibilidad de redención para evitar la delincuencia, vemos a diario miles de niños paraguayos en las calles. Ellos ni siquiera figuran en la agenda de los políticos de ningún color o partido para estas presidenciales que se aproximan.

Solo en el Mercado de Abasto deambulan a diario 400 chicos en situación de vulnerabilidad, y eso que mencionamos datos oficiales. Casi 100 de estos niños son adictos al chespi.

Los 400 no existen en el Registro Civil y el 19% no asiste a centro educativo alguno, quizás la única salida que tienen para apartarse de ese mundo lleno de desesperanza y violencia.

Otros, pese a estar escolarizados, figuran con repitencia, un factor que fácilmente los empuja luego a la deserción escolar.

Ellos tampoco necesitan contención. Lo que hace falta es un Estado que responda a sus necesidades, a sus derechos. Un Estado que cumpla con sus obligaciones y candidatos que cumplan sus promesas.