26 abr. 2025

La Senad y su protocolo perdido

Por Susana Oviedo - soviedo@uhora.com.py

Susana Oviedo

Como es costumbre en el Paraguay de hoy y de siempre, debe ocurrir algo extremadamente grave para tomar nota de lo mal que están compuestas ciertas instituciones y de cuánto aún queda por cambiar para considerarnos un país serio.

El criminal procedimiento de los agentes de la Senad que arrebataron la vida de una niñita de 3 años, hirieron al tío de esta y provocaron un imborrable dolor a una familia trabajadora, aumentó la sensación de inseguridad e impotencia que se siente cada vez con más frecuencia en el país.

Y es que si los hombres que combaten el tráfico de drogas actuaron así estando acompañados nada menos que por dos jefes, qué sería si no estuvieran bajo las órdenes de algún superior.

Si en el vano empeño por justificar lo injustificable, uno de esos jefes defiende la actuación que protagonizaron diciendo: “Si sabíamos que había una criatura en ese vehículo jamás ni un disparo intimidatorio se realizaría”, cómo no aterrarse, puesto que lo que expresa es que si los ocupantes del rodado hubiesen sido todos adultos, los de la Senad habrían disparado de todos modos, y a mansalva.

Semejante declaración produce mucho miedo, más si se piensa que alguien con este nivel de razonamiento y con oscuros antecedentes, según se publicó, dirigía los operativos de la Secretaría Antidrogas, manejaba información clasificada y armas.

¿Quién controlaba los movimientos de estos personajes? ¿Luis Rojas, el ministro que tuvo que dimitir tras la tragedia que provocaron sus subalternos, y que ante la opinión pública se mostró sorprendido porque estos no actuaron conforme al protocolo?

Por favor, no somos tan ingenuos.

De qué protocolo habla, si el propio Luis Servián, a quien puso de jefe, demostró en sus declaraciones que este es un tema absolutamente tangencial para ellos, al decir que saben que al perseguir a un vehículo sospechoso, solo se debe disparar a las cubiertas. Sin embargo, en la violenta e irracional intervención que realizaron en Nueva Italia, dirigieron los proyectiles directamente al habitáculo de la camioneta de los Zanotti, culpando puerilmente de esto al desnivel del suelo. ¿Protocolo?

Lo que demostraron es que están habituados a la prepotencia, que no son idóneos, que están más cerca de la barbarie y que se creen intocables.

Ahora, todas las miradas están puestas sobre la Senad. Incluso se plantea la desaparición de esta supersecretaría que se arroga una serie de atribuciones de las que, por lo que ha sucedido, se puede deducir que no rinden cuentas a nadie. Qué caro cuesta lograr despabilar a la sociedad paraguaya y que se tome conciencia sobre el profundo deterioro institucional que subsiste.

La Senad tiene que desprenderse de los potenciales criminales de sus filas. Debe profesionalizarse y protocolizar sus actuaciones.