“Ya antes de conocerle a este tipo (Carlos Aguayo), mi hija ya fumaba marihuana. En varias oportunidades intentó dejar, yo le ayudé varias veces, hasta que en una fiesta, hace cuatro meses, conoció a Carlos y desde ahí empezaron a andar juntos”, explicó Yaharí.
El hombre la dejaba encerrada en la casa donde vivían, en el barrio San José, de Yaguarón; la dejaba por días en una pieza para que no saliera, según el padre.
En un allanamiento en su domicilio, Aguayo cayó con dosis de cocaína y marihuana, además de un arma de fuego. Ahora está procesado por tenencia de drogas.
“Mi hija siempre escapaba para ir a casa, para comer, se notaba que pasaba hambre. Llegaba siempre sucia, despeinada, con algunos golpes y luego volvía a irse, ya que tenía mucho miedo de su pareja, quien un día la amenazó de muerte, le apuntó con un arma en la cabeza, pero no disparó. Pero luego le hizo varios cortes con cuchillo en el cuerpo”, dijo el padre de la víctima.
Para Yaharí, no hay dudas de que Carlos Aguayo está detrás de la muerte de su hija, ya que ella le había confesado que a su pareja le debía 270.000 guaraníes por una venta de droga que hizo, pero que no rindió dicho monto, ya que los “chespiritos” le habían robado.
AUTOPSIA. El forense Ricardo Morales manifestó que el cuerpo de la fallecida no presentaba heridas de bala, ni de arma blanca, tampoco de una asfixia. Además, mencionó que difícilmente podría decirse que haya muerto por sobredosis, ya que no se pudo extraer una gota de sangre del cuerpo, debido a que lleva muchos días de descomposición.
La fiscala de Itá, Carina Serón, hizo entrega del cuerpo al padre de la víctima en la morgue judicial.
Los restos de Gloria Carolina eran velados en la casa de su madre en el barrio San Roque, de la ciudad de Yaguarón, y a las 9.00 horas de hoy se tiene previsto el entierro en el cementerio de la localidad.