EFE
Esta muestra, que ya cosechó un gran éxito a su paso por la sede de la fundación griega en Nueva York, aglutina 129 piezas de museos de todo el mundo, desde el Louvre de París al British de Londres, pasando por la Glyptothek de Múnich.
Precisamente del museo alemán procede un ánfora de más de un metro de alto en la que están pintados episodios de la historia de Medea, una de las más sangrientas expresiones de celos de la literatura antigua e inspiración indudable del arte posterior.
“Usando medios sorprendentemente simples, pero poderosos, los artistas de la antigüedad expresaban emociones como deseo, amor, lujuria y vergüenza, pero también pasiones oscuras como locura, furia, venganza y desamor”, explicó Dimitris Pantermalis, presidente del Museo de la Acrópolis.
Nada más comenzar el recorrido de la muestra se encuentra una de las más vistosas y populares expresiones emocionales de la antigüedad, las máscaras de los actores.
Según describe el texto que las acompaña, los intérpretes no estaban autorizados a mostrar emociones con su cara, por lo que utilizaban estas máscaras, hechas muchas veces de lino, para representar sus personajes.
Todas estas máscaras lucen una sonrisa en diversos grados, desde la sutil hasta la desencajada, esta última una de las imágenes más icónicas del teatro heleno.
Después de esta introducción la exposición entra en un aspecto más profundo e íntimo, se adentra en las emociones de las familias, con piezas que describen el amor filial, el de la pareja y, ligado a ellos, el luto por el ser querido muerto.
Un poema, por ejemplo, recuerda a una esposa, Zoe (‘vida’ en griego), y a un hijo, fallecidos durante el parto, cubriendo discretamente la superficie de una lápida.
Unas pequeñas figuras a su lado reflejan diferentes estados de luto con gran expresividad, como la de una madre que se cubre la cara por la tristeza.
Tan presentes como estos sentimientos, que quedaban restringidos al hogar o al círculo más cercano, los antiguos griegos tenían la ira y la violencia de las batallas y de las guerras.
El representante más claro de estas emociones es la vida de Aquiles, que protagoniza varias de las piezas siguientes, en especial en su papel en la guerra de Troya.
Sobre un ánfora se reproduce el episodio, narrado en la Iliada, en la que arrastra el cuerpo sin vida de Héctor como represalia por la muerte de su amigo Patroclo.
Poco después se puede admirar un gesto de agonía en su cara, que recuerda que él también tuvo su final por una flecha de Paris, esculpida en la cabeza del héroe.
Otro héroe, Áyax, que junto a Odiseo recuperaron el cuerpo de Aquiles del campo de batalla, tiene gran protagonismo en la sección ‘esclavizados por las emociones’, pues muestra un ánfora con el momento en el que decide darse muerte para evitar la deshonra.
Zeus, lógicamente, también tiene un papel relevante en esta parte de la exposición por su tendencia en la mitología a secuestrar, sobre todo ninfas, preso de la lujuria.
La muestra tiene piezas en las que se ve al dios supremo del Olimpo convertirse en águila para secuestrar a la ninfa Egina, aunque también al joven Ganímedes, cuya historia con Zeus se consideraba en la Antigua Grecia la sanción de los dioses al amor homosexual.
La exposición “Emotions” estará abierta desde hoy y hasta el 19 noviembre.