Por Freddy Aguilera | faguilera@uhora.com.py
El anciano labriego viene recuperándose en el Centro de Emergencias Médicas, luego de que le extirparan el ojo izquierdo, tras recibir un balín de goma por parte de policías antimotines, cuando junto con varios campesinos fueron a solicitar el cese de la fumigación de un sojal, propiedad del brasileño Evaldo Araújo.
“Nosotros fuimos a pedir que respeten nuestros derechos, principalmente a la vida, ya que las fumigaciones únicamente hacen daño, principalmente a los niños y ancianos como yo. Los agrotóxicos destruyen nuestras cosechas de autoconsumo, por eso queríamos impedir que nuevamente se fumigara el sojal”, explicó.
Alegre comentó que cuando trataron de dialogar con los policías, estos empezaron a agredir primero, lanzando gases lacrimógenos y para no ser afectado por el humo se tiró al suelo, ínterin en que fue baleado por un efectivo policial que le dio en el ojo, otros perdigones en la cabeza, y otras partes del cuerpo.
“Estuve casi al frente, con mi ‘símbolo’ (así lo llaman al garrote, considerado símbolo de lucha) en mano cuando fuimos atacados por los policías, a quienes no les importó que hayan ancianos y niños en medio del grupo de campesinos que estaban protestando”, refirió Alegre.
Explicó que fueron sus propios compañeros que lo auxiliaron, cuando ya se encontraba en el suelo, bañado en sangre, mientras que los policías seguían atacando. El mismo fue llevado hasta el hospital de Santa Rosa del Aguaray, para luego ser trasladado hasta el principal hospital de traumas de Asunción.
Vida mejor. Don Aníbal Alegre está en el asentamiento Crescencio González, ubicado cerca de donde se produjo el incidente, hace 11 años. Emigró desde joven hacía dichos lares desde General Artigas, Itapúa, ciudad natal, en busca de una vida mejor.
Cuenta que toda una vida dedicó a la agricultura de autoconsumo, principalmente para dar lo mejor a sus cuatro hijos, tres varones y una mujer.
En dicho asentamiento existen alrededor de 500 familias que se dedican a los rubros de autoconsumo, que también fueron afectados por las fumigaciones.
Alegre tiene seis hectáreas cultivadas y que por la fumigación la mayor parte se pierde por efectos de los productos tóxicos.
No aguarda nada del gobierno, ya que se siente decepcionado del actual gobierno de Horacio Cartes, de quien cree que está fracasando en la política agraria y principalmente en la lucha campesina.