Alfredo Jonás Ramírez, ex vocero de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y actual cabeza del Centro Integrado de Información e Inteligencia (CIII) se refirió a las publicaciones sobre espionaje a periodista que investigaba irregularidades en las Fuerzas Armadas.
El militar se siente afectado por ser uno de los mencionados en forma directa en las notas periodísticas, a las que considera se hicieron sin argumentos reales o responsables. Dijo que está obligado a responder por su dignidad y la de su familia.
“No son ciertas”, afirmó en forma tajante acerca de las informaciones sobre espionaje a periodista de un medio escrito capitalino. “La Justicia tendrá que hacer que se revele la fuente de información porque es muy irresponsable lo que se dijo”, sostuvo a la 780 AM.
Aseguró que nunca se desmanteló ni se sacó a ninguno de los oficiales asignados a los órganos de inteligencia, como se menciona en la denuncia del medio de comunicación. También dijo que actualmente no existe tecnología a nivel gubernamental para hacer escuchas de llamadas.
“Desde hace un año que no tenemos la capacidad de hacer escucha telefónica, los equipos actuales no tienen esa capacidad”, afirmó.
“Si esto va a Justicia se tendrá que demostrar cómo se accedió a ese dato. Me estoy asesorando y mi intención es presentar una acción por difamación y calumnia”, refirió en forma personal. Además, señaló que el Comando de las Fuerzas Militares también emitirá un comunicado al respecto.
Sostuvo que es una mentira la publicación y espera que se pueda demostrar con fundamentos lo publicado.
Finalmente, lamentó el daño que se hace a la estructura del Gobierno mencionando el nombre de los componentes de los órganos de inteligencia “sin verificar la veracidad de la fuente”.
De acuerdo con las publicaciones de un medio escrito capitalino, el comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Gonzaga Garcete, usó personal y equipos de un sistema de inteligencia, destinados al combate contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) en beneficio personal.
Las publicaciones refieren que el alto mando militar espió los números telefónicos de una periodista para conocer quiénes eran las personas que filtraban información a la comunicadora sobre supuestas irregularidades en la institución castrense.