29 abr. 2025

Mujer encarnacena crió a 8 hijos vendiendo tereré

A diario.  Zulma Rodas en su puesto ubicado en la Placita desarrolla una vida digna.

A diario. Zulma Rodas en su puesto ubicado en la Placita desarrolla una vida digna.

Por Raúl Cortese

ENCARNACIÓN

Zulma Rodas, de 54 años, es madre soltera de 8 hijos quienes lograron terminar el colegio y seguir la universidad, trabajando de 6.00 a 18.00, preparando mate y tereré. Esta rutina la cumple desde hace más de 21 años, desde que tuvo su puesto en la Placita, de la Zona Baja de la ciudad de Encarnación, Itapúa.

Ella es un ejemplo de la actitud y el sacrificio propios de la mujer paraguaya que ayer festejó su día. “Ya me hicieron abuela, tengo hijas ingenieras y un varón que es militar. Sigo trabajando para que mis últimos tres hijos terminen su colegio”, comentó la mujer, mientras preparaba uno de los tererés, que eran solicitados por uno de los cientos de clientes que de manera diaria se acercan a su puesto de venta.

“En verano el tereré y en invierno el mate. Por 5.000 guaraníes preparo, tengo una mujer que desde San Antonio de Ypecurú me trae desde hace años las hierbas medicinales para vender”, significó.

No hay tiempo y la conversación se hace entre los golpes del mortero, sacar el hilo, lavar el termo y la guampa, colocar la yerba, la rutina de todos los días, mientras una bocina se hace escuchar pidiendo de esta manera otro tereré. Viene llegando doña Andresa Benítez, la proveedora de los yuyos con un gran bolsón lleno de la mercadería que ella misma elige, corta y guarda, para que una vez a la semana venga hasta Encarnación desde el barrio Itá Paso, a realizar sus ventas. Ella tiene 75 años.

En el Día de la Mujer Paraguaya, Zulma Rodas se encuentra sola, no tiene la acostumbrada compañía de sus hijos, hoy volvieron a clases y están estudiando. “Fue mi meta siempre, que estudien, inclusive, intenté terminar la secundaria y no pude por problemas que tuve con mi salud, hoy estoy mejor y puede ser que este año logre seguir estudiando”, comentó.

En no más de 4 metros cuadrados, la mujer se mueve con habilidad preparando el quinto tereré en menos de 15 minutos, es media mañana y con el calor a esa hora los pedidos se multiplican. Existen clientes desde hace años que fielmente acuden para pedir el tereré de la mañana o el de la tarde, para llevar al trabajo o que sea su compañía en un viaje de negocios o placer. “Estoy contenta con lo que logré. Festejo este día trabajando y sobreviviendo, mis hijos quieren que deje de trabajar, pero todavía tengo fuerzas para seguir viniendo”, explicó.