“El impuesto a la soja es lo mínimo y es justo, porque queremos vivir con salud, sin migración ni expulsión, en un ambiente libre de veneno”, manifiesta el comunicado firmado por campesinos, indígenas, mujeres, estudiantes universitarios y trabajadores urbanos.
Una de las voceras, Ester Leiva, de la Coordinadora de Trabajadores Campesinos y Urbanos (CTCU), dijo que el modelo de agricultura extensiva avanza sobre sus chacras, contaminando los cultivos familiares y el medioambiente en general. Las comunidades quedan en medio de sojales y son abandonadas, señaló.