Este país, con tres represas generadoras de energía eléctrica como ser: Itaipú, Yacyretá y Acaray, pareciera que disfruta tirar a diario agua al río.
Es inadmisible, desde todo punto de vista, seguir sufriendo esta tonta dependencia de la variación internacional del crudo de petróleo para fijar el costo del sistema de transporte público. Desde el lunes, el servicio del área metropolitana será en promedio 10% más caro y, otra vez, el laburante de a pie deberá ingeniarse para capear la llegada a fin de mes.
Partiendo de esto, es grosero y hasta mentiroso que el Metrobús –actualmente en fase de construcción de las vías– no tenga otra alternativa que los coches a diésel. Obras Públicas se excusa diciendo que los buses eléctricos se encuentran en una fase experimental para no incorporarlos.
Pero si miramos el vecindario nos daremos cuenta de que no es imposible imaginar a este tipo de vehículos circulando por Gran Asunción.
Desde noviembre pasado, en Chile comenzaron a operar los primeros buses eléctricos del Transantiago, que cuentan con aire acondicionado, wifi, cargador de celular USB y recorren las comunas de Maipú, Pudahuel, Lo Prado, Estación Central, Santiago, Ñuñoa y Peñalolén.
Estos buses requieren una carga de solo tres horas y tienen una autonomía de 250 kilómetros. Si nos fijamos, las distancias del área metropolitana de Asunción no superan los 30 kilómetros, por lo cual es perfectamente adaptable este medio de transporte.
La ministra de Transporte de Chile, Paola Tapia, decía recientemente a la prensa local que si bien los buses eléctricos son más costosos, el rendimiento operativo es mucho menor que los movidos a diésel. Daba como ejemplo que mientras el costo por kilómetro del bus diésel es de 300 pesos, con el eléctrico es de apenas 70 pesos chilenos.
El mes pasado, en la ciudad de Medellín, Colombia, el consejo municipal aprobó que los buses del sistema metrobús funcionen a electricidad. Los coches que utilizarán serán de la marca china Yutong, la misma que usa la Línea 56 La Sanlorenzana con sus buses diferenciados en nuestra capital.
También algunos buses del transmilenio en Bogotá, que comenzarán a operar en el primer trimestre de este año, serán eléctricos. Igual en Quito, Ecuador, donde desde el año pasado se introdujeron colectivos articulados a electricidad con capacidad de 160 pasajeros.
Puedo seguir citando ejemplos más lejanos como los buses eléctricos de la empresa Transportes Madrid en España; o la incorporación el año pasado de unos 16.000 buses eléctricos en Shenzhen, China, donde hoy el 100% del transporte público ya es movido con energía limpia, incluyendo hasta los taxis.
Autoridades de Obras Públicas fecharon para marzo del 2019 el inicio de operaciones del Metrobús que irá de Asunción a San Lorenzo. Tenemos poco más de un año exactamente para hacer todos los estudios necesarios e incorporar este sistema de transporte como corresponde. Un cambio de gobierno este año puede ayudar a instalar el tema, como una política de Estado.
No hacerlo es condenarnos al atraso, a ser un país abundante en electricidad que se mueve y depende estúpidamente del petróleo; a cumplir la fatídica regla de: “En casa de herrero, cuchillo de palo”.