Molestar o ser molestado es la consigna para los pasajeros de transportes de larga distancia y aviones, según refirieron psicólogos y hasta los mismos tripulantes de las aerolíneas.
Una de las decisiones más importantes que tomamos a la hora de viajar es el lugar donde sentarnos, siempre que no lo hagamos en vehículo propio. Ahí es donde la sociedad se separa: ¿ventanilla o pasillo?, informó e portal ABC.es
Mark Vanhoenacker, piloto y escritor, aseguró que distingue la forma de ser de sus pasajeros con la respuesta que le dan a esta pregunta.
Explicó que, la mayoría que prefiere pasillo, quiere evitar que el compañero de butaca se levante cada vez que tiene que ir al baño
Becky Spelman, psicóloga, argumentó que los pasajeros que eligen ventana necesitan tener el control y a menudo son más irritables.
Los definió como quienes prefieren encerrarse en su burbuja durante el trayecto, por eso, los del equipo pasillo son más considerados con los demás (en algunos pocos casos la verdad es que son claustrofóbicos).
La misma opinión tiene la psicóloga de conducta Jo Hemmings, quien agregó que los amantes de las ventanillas tienden a ser más egoístas, además de ser viajeros menos ansiosos y más experimentados.
Por el contrario, dice Hemmings, los que viajan en asiento de pasillo son a menudo más sociables y más receptivos, viajeros inquietos a los que les cuesta más dormir en el avión.
Según un estudio realizado por Expedia, el 55% de sus clientes eligió la ventana, frente al 45% que optó por el pasillo. En 2016, esta empresa reveló también que el 34% de los pasajeros estaba dispuesto a pagar más para asegurar un asiento junto a la ventana, en comparación con solo el 15% que pagaría por un asiento en el pasillo.