26 abr. 2025

Pequeños gestos libres

Por Carolina Cuenca

Repudios, traiciones, falsedades, construccionismos blandos, vaciedad, violencia, con esta constante, ¿cómo sorprendernos de tantas disociaciones, neurosis y angustias entre las personas que nos rodean? En sicología, el término disociación describe el distanciamiento de la realidad. Es una pérdida del sentido de unidad del yo y va en aumento. No importa el nivel social. La falta de referentes claros, el relativismo moral y la pesada carga de la autonomía sin guía, sin memoria y sin pretensiones de grandeza llevan a la imaginación a ocupar cada vez más el lugar que deja el asesinado sentido común. Por todos lados, la razón cede a las concupiscencias de la locura y eso que todavía no hemos llegado a los niveles que nos exigen los “civilizados” de nuestro tiempo: el trashumanismo, el hombre después de la muerte de la naturaleza, un manual maléfico de deshumanización total que guía muchas de las políticas globalistas de hoy.

Pero el ciudadano de a pie no tiene idea de estas elucubraciones filosóficas que mueven los hilos de su conducta, de su malestar y de sus nuevos paradigmas. Eso tiene su lado pintoresco porque lo que parece una desventaja en un mundo de pretensión de control total y absoluto, resulta ser un respiro del alma. Se traduce en pequeños y significativos gestos concretos.

La libertad tiene sus tretas ante las imposiciones. Aunque a veces cuesta caro aprovechar el aire y ser capaces de pensar por nosotros mismos y recuperar la capacidad de asombro, de ternura y de servicio.

Un pariente recoge flores en el funeral y forma un ramo exótico que no sabemos a quién alegrará el día; un niño de tres años razona y suspira antes de dar su respuesta sobre el sabor del helado que elegirá; un médico y un maestro se declaran en rebeldía ante las imposiciones sistemáticas y legales de la cultura de la muerte (aborto, eutanasia, ideologización y hedonización de niños), una madre de muchos acoge a más pequeños; Vicente de Paul baja del trono de su burgués anfitrión y toma el lugar de un esclavo para remar sin descanso y mover el barco; Rod Steward abraza a su hijo y le canta Forever Young...

Václav Havel, político, escritor y primer presidente de la República Checa, luego de la caída de la dictadura comunista, analizó alguna vez la fuerza inconmensurable de los pequeños gestos libres, es “el poder de los sin poder”.

¿Quién no se siente atraído por la belleza de la libertad? Saber distinguir y saborear, apreciar y salvaguardar en esos gestos todo lo humano, la inteligencia, el sentido común, la estética del bien. Este es el deber educativo más urgente.