EFE
“Su exclusión de la lista no significa que no sigan vulnerables a la amenaza de extinción. Muchos de esos animales ahora son clasificados como ‘casi amenazados’, lo que significa que en cualquier momento pueden ser incluidos nuevamente en las categorías de amenazados”, alertó la directora ejecutiva de la Fundación Grupo Boticario de Protección a la Naturaleza, Malu Nunes.
Esas especies vulnerables tan sólo dejarán de ser consideradas como amenazadas cuando el Gobierno adopte medidas efectivas para preservarlas, agregó la directora de la Fundación Boticario, entidad que en los últimos años financió proyectos de preservación de 23 de las 170 especies cuyo estatus fue mejorado.
“Muchas de esas especies fueron retiradas de la lista no porque su situación haya mejorado sino por que hoy tenemos más informaciones sobre las mismas que hace doce años, cuando fue elaborada la lista anterior”, admitió la coordinadora de la división de Manejo para la Conservación del estatal Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad, Rosana Subirá.
El Instituto Chico Mendes, vinculado al Ministerio de Medio Ambiente, es el responsable por la clasificación de las especies brasileñas según el grado de amenaza a su supervivencia, como “críticamente en peligro”, “en peligro” y “vulnerable”.
En la lista que divulgó a finales del año pasado el Instituto retiró 170 especies de estas tres listas, entre las cuales algunas emblemáticas, como la ballena yubarta o jorobada (Megaptera novaeangliae), el guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus), el albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris) y el ocelote mitis (Leopardus pardalis mitis).
La población de la ballena jorobada, que cada año visita el litoral de los estados brasileños de Bahía y Espíritu Santo entre junio y noviembre para reproducirse, pasó de 500 animales en 1980 a unos 15.000 en 2012, según cálculos de organizaciones que trabajan en su preservación, como la propia Fundación Boticario.
Tanto Nunes como Subirá aseguran que para garantizar los avances ya alcanzados es necesario que cada una de las especies aún vulnerables sea protegida mediante la adopción y puesta en ejecución de un Plan de Acción Nacional (PAN).
Estos planes son estudios realizados por el Instituto Chico Mendes para describir el estatus de conservación de una especie, identificar sus principales amenazas y definir metas a ser alcanzadas para garantizar su preservación.
De las 1.173 especies de animales catalogadas como brasileñas, tan sólo 307 están protegidas con un PAN.
Las dos especialistas consideran igualmente que la preservación de las especies vulnerables también depende de que las áreas en que habitan puedan ser incluidas en reservas ambientales, algo que actualmente sólo se aplica para 369 especies.
Subirá aseguró que varias de las especies retiradas de la lista de amenazadas consiguieron mejorar su estatus gracias a que fueron beneficiadas con “medidas de conservación rigurosas, como la prohibición de su caza”.
La directora de la Fundación Boticario considera que, además de las especies vulnerables, la lista de amenazadas de extinción también puede aumentar con especies recientemente descubiertas y “que ya nacen amenazadas”.
Proyectos financiados por la Fundación permitieron la descripción de nuevas especies que ya son consideradas como amenazadas, como los peces Ituglanis boticario y Austrolebias bagual, y las aves Scytalopus gonzagai y Sporophila beltoni.