Por Juan José Brull | Ñeembucú
El emplazamiento de la construcción de 103 viviendas financiadas por la Entidad Binacional Yacyretá en las dunas de Cerrito, Ñeembucú, a 120 kilómetros de Pilar, pone en riesgo un sitio de alto valor arqueológico. La sorprendente decisión de las autoridades de la Municipalidad llama la atención de la población, al ceder 5 hectáreas de un terreno único por su valor histórico, para casas destinadas a personas de escasos recursos.
Riqueza. El distrito cuenta con varias dunas de arena, diferentes islas y un lago de impresionante belleza llamado Sirena. Todo el entorno forma un escenario natural de inigualable valor. Basta con recorrer para divisar restos de cerámica que pertenecieron a una antigua población indígena prehispánica.
Medida. El director del Departamento de Investigación, Antropología, Paleontología y Arqueología de la Secretaría de Cultura, Ramón Rolandi, anunció que intervendrán el sitio con técnicos de la secretaría. Recordó que años atrás ya se dio un caso similar en Carapeguá. Refirió que contactarán con responsables de la Entidad Binacional Yacyretá para un relevamiento de datos del sitio.
Urnas funerarias. Las dunas de Cerrito son de gran valor arqueológico, inigualable por los vestigios hallados: vasijas de cerámica, urnas funerarias y elementos líticos. El Periodo Lítico es la primera etapa del periodo precerámico, que comprende desde el ingreso de los primeros hombres nómadas cazadores y recolectores, según detalla la Historia. Para efectuar la caza y la recolección emplearon instrumentos fabricados de piedra, hueso y madera, entre los que destacan bifaces, cuchillos, raspadores, batanes, puntas de proyectiles. Para el sociólogo Ramón Fogel, los elementos hallados serían de los primeros mbya guaraní del Paraguay.
Restos arqueológicos. Por su parte, Samuel Condoretty, fotógrafo de profesión y arqueólogo de afición, oriundo de Cochabamba, Bolivia, recordó que tenía 20 años en 1977 y trabajaba en una empresa gráfica de Encarnación. “Me enviaron a cuidar la casa de la empresa, en Cerrito. Cuando llegué a este lugar pude observar numerosos restos”, relató.
El boliviano radicado en Cerrito mencionó que luego de la gran inundación del 83, la corriente, al erosionar el suelo arenoso, dejó al descubierto lo que en principio se creyó que eran cántaros, que tras las investigaciones supieron que se trataba de urnas funerarias. Rememoró además que también se encontraron utensilios, armas, herramientas de guerra o de uso común. Dijo que atesora muchas piezas rotas y otras completas. Señaló que su preocupación siempre fue la conservación de estos elementos históricos; contó que habló con las autoridades municipales y del colegio, pero a nadie le interesó.
Condoretty espera que alguna institución proteja los vestigios de la cultura de nuestros antepasados, hoy olvidados y expuestos a su total desaparición, lamentó.
ÚH se comunicó con el intendente de Cerrito, Patricio Ayala, pero no quiso dar declaraciones sobre el tema.
Para el gestor cultural e investigador Gustavo Fornerón, actual responsable del Museo Paolo Federico Alberzoni: “el lugar elegido para la construcción de viviendas es un monumento natural y de alto valor arqueológico, es importante que la SEAM y la SNC se manifiesten para su preservación”.
Dijo que cuenta con un trabajo realizado en el sitio, resaltando que el Municipio de Cerrito tiene este testimonio que data del 2014 y fue entregado al entonces intendente Hugo Ayala, hijo del actual, Patricio Ayala. En ese documento se destaca la importancia de su preservación.