Una imagen muestra al suboficial Gustavo Florentín, a plena luz del día, resguardando el Congreso Nacional junto con un pelotón que incluye a la Policía Montada.
El único imputado por el asesinato de Rodrigo Quintana cumplía su arresto domiciliario por violencia familiar en la Comandancia de la Policía Nacional, institución que alega que el suboficial aprovechó un enfrentamiento entre manifestantes y agentes para escapar, llevándose un arma consigo a las 18.00 del viernes.
Sin embargo, su abogada Selva Rodríguez, explicó en Radio Monumental que su cliente tuvo la orden de unirse desde las 16.00 a las filas policiales que resguardaban la seguridad en el microcentro de Asunción.
Según la defensora, primeramente fue al Congreso Nacional, luego retornó a la Comandancia, y posteriormente le ordenaron ir a la Plaza de Armas. Seguidamente, acudió a la calle Herrera; de allí asistió a un pedido de refuerzo en el diario ABC Color, para luego terminar en la sede del Partido Liberal Radical Auténtico.

Estas declaraciones contradicen la versión de la Policía Nacional, pues el suboficial se habría desplazado entre la Comandancia y varios puntos del microcentro por orden superior.
Asimismo, la defensa rechaza las acusaciones que involucran a Florentín con el robo de una escopeta, pues sostiene que consta en acta que fueron entregadas a 16 agentes, incluyendo el imputado.
Cuando se terminan las balas, los oficiales vuelven a la Comandancia para reabastecerse y, enfrente de la institución, un comisario a bordo de un vehículo Isuzu de color negro entrega las municiones.
Para Rodríguez, las fuerzas policiales crean una historia para culpar del asesinato únicamente a Florentín. “Hay que saber quién es el autor y el actor”, expresó.
Insiste en que su cliente tampoco es el autor del disparo que terminó con la vida del dirigente liberal en la sede del PLRA.
Las cámaras de circuito cerrado de la Comandancia muestran solo dos momentos; cuando el suboficial sale y cuando ingresa nuevamente.