19 jun. 2025

Pulmones dañados

El ritmo de la deforestación en Paraguay no cesa; por el contrario, está creciendo, según los registros de organismos nacionales e internacionales. Qué hacer para revertir un proceso que pone en peligro la salud ambiental no solo del país, sino también del planeta.

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Revista Vida

Foto: Fernando Franceschelli

Entre 2010 y 2015, Paraguay perdió 325.000 hectáreas de bosque, el 1,9% del total del país, según un informe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés). Nuestro país se ubica en el sexto lugar en la lista de naciones que más han deforestado en el quinquenio mencionado.
Los datos revelados por la FAO se contraponen al discurso optimista que el presidente de la República, Horacio Cartes, pronunciara hace algunos días en la Conferencia sobre Cambios Climáticos (COP21), desarrollada en París, Francia.
Cartes prefirió mencionar ante ese foro que su administración se encuentra desarrollando planes para la deforestación y la reforestación, con el fin de aligerar la presión sobre los bosques nativos y así generar una matriz energética sostenible. Pero no se refirió a la disminución de los bosques. El mandatario se limitó a mencionar que Paraguay posee 18.500.000 hectáreas de bosques, que representan el 45% del territorio, lo que en promedio significan 2,9 hectáreas per cápita. También destacó que el 15% de ese total corresponde a áreas silvestres protegidas.
Vergüenza ajena
“No podemos mentirle al mundo si los mapas están mostrando otra cosa. No lo vemos nosotros, nos ven todos. La Universidad de Maryland proporciona datos muy precisos sobre la deforestación”, expresó sobre las palabras de Cartes, Lucy Aquino, directora del WWF Paraguay, el capítulo local del Fondo Mundial para la Naturaleza.
La investigación de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, citada por Aquino, da cuenta de que mientras las tasas de pérdida de cobertura arbórea han estado disminuyendo en la Amazonía brasileña, otras áreas forestales de Sudamérica, entre ellas el Gran Chaco, están experimentando tasas preocupantes de pérdida de bosques.
El Gran Chaco, compuesto por bosques secos tropicales, se extiende en áreas de Paraguay, Argentina y Bolivia. Nuestro país, en particular, sobresale por ser un punto focal de pérdida de cobertura arbórea para ambos biomas de su territorio, el Chaco y el Bosque Atlántico, debido a la expansión de la actividad agropecuaria y el cultivo de soja, señala un artículo del World Resources Institute, WRI, con sede en Washington.
Agrega que algunos técnicos prevén que la deforestación en el Gran Chaco se incrementará conforme la actividad ganadera y el cultivo de la soja se extiendan en áreas previamente aisladas. La situación es lo suficientemente grave como para que al presidente Cartes se le haya “olvidado” mencionarla ante una instancia en la que se debate sobre el cambio climático.

Más números

La ingeniera ambiental Fabiana Arévalos, coordinadora del programa Conservación de Paisajes, de la organización Guyra Paraguay, afirma que la institución —que viene monitoreando la deforestación desde 2011— detectó que existe una tendencia hacia el crecimiento del índice de pérdida de bosques en el país.
“En Guyra Paraguay nosotros hacemos un análisis mensual de la deforestación y vemos que hay una tendencia al crecimiento. Este año detectamos 196.528 hectáreas deforestadas desde enero hasta agosto, en el Chaco y en una porción pequeña de la región Oriental”, asegura.
En 2013 se deforestaron 236.869 hectáreas solo en el Chaco, mientras que en 2014, los registros revelan que hubo una pérdida de 287.435 hectáreas, una diferencia de más de 50.000 hectáreas. “Este año, si se mantiene la tendencia, la superficie deforestada va a ser superior. Se incrementa año a año”, advierte Arévalos.
Gustavo López, técnico del Departamento de Geomática de la Secretaría del Ambiente (Seam), refiere algunos datos que muestran diferencias con los números antes mencionados. Según el funcionario, el último periodo monitoreado por la Seam, que abarca de enero a julio de 2014, mostró que en la región Occidental hubo 113.249 hectáreas de deforestación.
Comparativamente, en el periodo anterior supervisado, que va de agosto de 2013 a enero de 2014, la Seam registró 117.000 hectáreas de deforestación; es decir, confirmaron que hubo una reducción de área verde del 4,09%, siempre en el Chaco.
En la región Oriental está en vigor la ley 2524/04 de Deforestación Cero, pero la Seam reconoce que los monitoreos satelitales revelan que también en esta parte del país hubo deforestación. No obstante, López destaca que, gracias a la vigencia de la legislación referida y a las fiscalizaciones de la Secretaría, la tala de bosques se redujo en un 76%.
Los registros de WWF muestran que en la región Oriental, donde se asienta el Bosque Atlántico, la tasa de deforestación tuvo flujos y reflujos desde 2005, cuando se alcanzó una pérdida de 20.000 hectáreas en el año. A partir del 2006, las pérdidas fueron, sucesivamente, de 6.400, 5.600, 9.503, 10.876, 6.230 y, en 2011, 12.017.

Consecuencias

La deforestación y el cambio de uso del suelo potencian el cambio climático, mientras que el manejo de los bosques y la reforestación ayudan a su mitigación, concluyó la Comisión Forestal para América Latina y el Caribe (Coflac), en su reciente reunión celebrada en Lima, Perú.
El futuro de los bosques de América Latina y el Caribe dependerá de su manejo sostenible, advierte la Coflac, al tiempo de resaltar que la deforestación anual regional se ha reducido a menos de la mitad desde 1990. Sin embargo, todavía no son buenas noticias.
Para la ingeniera ambiental Fabiana Arévalos, en Paraguay seguimos “corriendo mucho riesgo, porque los índices de deforestación son elevadísimos; se está tratando de disminuir este ritmo o darle un uso sostenido creando corredores biológicos, pero no se está viendo un gran avance a pesar de los esfuerzos”.
La experta señala que el principal obstáculo para las instituciones encargadas, como la Seam, es la falta de recursos. Ella asegura que los Municipios deberían ser los responsables del control, con una dirección dedicada a cada zona específica.
El Gran Chaco es el segundo bosque continuo del planeta después del Amazonas y es uno de los pulmones del mundo. “La conservación de los bosques es un recurso que nos asegura la calidad del aire y la sostenibilidad de la biodiversidad, entre otros muchos factores”, destaca Arévalos.
Preservar la cubierta forestal es importante no solamente porque como país estamos permanentemente en la mira de organismos internacionales en esta área, sino también para la calidad de vida de los ciudadanos. Una tarea a todo pulmón.

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Más de 1.200 diarios

La organización Base IS consigna que en la región Oriental se deforesta un promedio de 60 hectáreas por día, mientras que en el Chaco la pérdida diaria asciende a 1.184 hectáreas. Para agravar la situación, las tierras arrasadas son rociadas con glifosato y otros venenos. Con la siembra de semillas transgénicas, en cada ciclo se utilizan 10 litros de venenos altamente tóxicos por hectárea.

Recomendaciones
La Coflac recomienda a la FAO incluir:
● Programas forestales para el desarrollo y mejoramiento de los sistemas de vida de las comunidades locales.
● El desarrollo de metodologías para la evaluación del aporte de las plantaciones forestales en la generación de bienes y servicios ambientales.
● La implementación de procesos de capacitación para el combate de incendios forestales, que afectan a los medios de vida de la población rural.
● Fortalecer las capacidades nacionales y sub-regionales en materia de sanidad forestal y control de especies invasoras.