Sin pensar en nada más, Humberto Ovelar armó un equipo equilibrado, entre jugadores de experiencia y jugadores nuevos, algo que se vio en la cancha.
Por el lado del rival, a Santaní le pesó jugar en el Defensores, tuvo un fútbol mezquino y por momentos ultradefensivo, que se lo vio en la recta final del torneo.
La figura durante los 90 minutos fue sin duda Gerardo Arévalos, portero de Santaní, que soportó todos los ataques de San Lorenzo y aguantó el 1-1 que llevó la definición del título a los penales.
La apertura del marcador fue una jugada aislada, en la que Amarilla tiró un centro bastante pasado y antes que se vaya el balón, Bladimiro Duarte, en gran esfuerzo, volvió a meter la pelota en juego y Acosta, sin marca, puso el 0-1. Sorpresa para todos. Pero la actitud defensiva de Santaní no cambió. San Lorenzo lo llevó contra su arco, una forma de juego que no le resultó esta vez a Félix Darío León.
Apareció. Una de las contrataciones del Rayadito para el segundo tramo del torneo fue Gerardo Arévalos, el goleador del torneo en Iteño, y apareció en el momento justo, para poner a los 76 minutos el gol del empate.
Llegaron los penales, para darle mayor emotividad a la definición, ahí pesó la experiencia por sobre las ganas, en los que San Lorenzo con los experimentados no falló y se quedó con el título.