Justamente, Perú tiene la segunda energía más barata para las industrias (ver infografía), con una tarifa de 7,75 dólares por kWh. En el análisis no se incluye a Venezuela y Argentina, países que ocupan los primeros puestos y subsidian sus costos, apuntó la revista incaica.
En el tercer lugar se encuentra Brasil con un precio de 7,99 dólares por kWh. Ecuador (9,56), Chile (10,74), Colombia (10,75) y Bolivia (11,54) finalizan el recuento. En América Latina, el costo promedio de la electricidad para el sector industrial es 10,23 dólares por kWh, señala la publicación peruana.
Empresarios extranjeros remarcan constantemente que Paraguay es un nicho ideal para las inversiones, principalmente por su energía barata y la gran disponibilidad existente.
Sin embargo, Axel Benítez, especialista del sector energético, indicó que estos precios fueron puntuales, y se tomaron de una oferta que hizo la ANDE en el 2012, destinadas a empresas electrointensivas pequeñas. Dijo que fueron adjudicadas cuatro compañías, todas en el área metropolitana, lo que saturó aún mas al Sistema Interconectado Nacional (SIN); pero solo dos empresas continúan operando en el país.
REBALANCEO TARIFARIO. Técnicos y políticos sostienen que es necesario que la ANDE realice un rebalanceo tarifario, de manera a ajustar los precios para los sectores que consumen más energía y que de esa forma no sean los pequeños consumidores los que estén abonando más, incluso por las grandes industrias. Esta posibilidad quedó bloqueada, de momento, por decisión del Equipo Económico Nacional.
Sobre el punto, el ingeniero Ernesto Samaniego, explicó que en nuestro país está plenamente justificado un rebalanceo, no sólo por las asimetrías existentes (sectores que pagan por debajo del costo), sino también por una cuestión de justicia social.
“El suministro debería ser sin costo, hasta un determinado valor de kWh/mes, para la clase social de menores ingresos. No es posible que en un país donde existen excedentes energéticos y sobre todo energía secundaria barata (de Itaipú) existan hogares que no tengan acceso a la electricidad o que sean prácticamente obligados a conexiones clandestinas por cuestiones económicas”, comentó el experto.