Los oficialistas se quedaron sin sus millonarias ampliaciones por el momento. Un exabrupto del senador cartista Gustavo Alfonso, quien trató esta vez a su colega Desirée Masi de “gata flora”, dejó sin cuórum la sesión ordinaria de ayer.
La senadora protestó y se retiró de la sala, y tras ella fueron varios de sus colegas de la disidencia y la oposición.
Las cartistas Lilian Samaniego y Mirta Gusinky; y las llanistas Zulma Gómez y Blanca Fonseca, así como otros del oficialismo y sectores de la oposición decidieron permanecer en la sala, pero ya no llegaban a los 23.
Oficialistas y opositores se enfrascaron en una discusión sobre la polémica licitación para Añá Cuá.
Fue Miguel López Perito quien inició este debate, lamentando el llamado y augurando que en abril del año que viene quede sin efecto.
“No se puede permitir una violación tan brutal de la soberanía”, cuestionó.
El liberal Miguel Abdón Saguier ironizó diciendo que los argentinos no necesitaban tener representantes en las negociaciones, porque con los paraguayos era suficiente.
Masi sostuvo que se trataba de una entrega y un negociado del presidente argentino Mauricio Macri con una empresa que ya está quebrada.
Alfonso intervino ironizando de que se sentía confundido y perdido, sacando en cara al luguismo que en su momento ya habían promovido una licitación para la obra.
“Mucho menos entiendo cuando a esta altura del campeonato tanta lata se le está dando en contra de un proyecto que tiene varios años de latencia y que estaba previsto que sí o sí se construya”, dijo.
López Perito le retrucó diciendo que durante el gobierno de Fernando Lugo nunca se lanzó ninguna licitación, cuestionando que incluso ahora se infló el costo.
Masi cuestionó que el Gobierno cartista haya cambiado de posición, recordando que se había asegurado que primero se tendría que resolver la deuda y luego hablar de la obra.
Alfonso alegó que el Ejecutivo no iba a correr el riesgo “con negociaciones de alto nivel por el capricho de tantos irracionales”.
“Y sigue maullando la gata flora”, dijo dos veces, y se escucharon los gritos de Masi y Adolfo Ferreiro cuestionando sus declaraciones. El titular del Congreso, Fernando Lugo, pidió evitar los insultos. Masi sostuvo que todo tiene un límite, que se denigra a la mujer, y se retiró de la sala.
Alfonso, quien se caracteriza por estos exabruptos, al levantarse la sesión, dijo que forma parte de su vocabulario y que no es ninguna ofensa.