Existe una relación inversa entre producción de alimento y cantidad de población consumidora, porque las ciudades están cada vez más pobladas, pero hay menos productores en la agricultura familiar campesina, según un estudio de los investigadores Quintín Riquelme y Elsy Vera.
El estudio lleva por título “La otra cara de la soja - El impacto del agronegocio sobre la producción de alimentos y la agricultura familiar campesina en el Paraguay”, bajo el patrocinio del Proyecto Acción Ciudadana contra el Hambre y por el Derecho a la Alimentación.
En el Departamento Central había en 2002 aproximadamente 1,3 millones de habitantes; actualmente hay unos 2,2 millones, algunos de los cuales forman el cinturón de pobreza. En diez años, unas 900.000 personas se sumaron a la población de los centros urbanos.
La población rural del Paraguay en 2002 fue de 2,2 millones de habitantes (43,3% del total del país); pero hubo una rápida disminución relativa de la población rural con respecto a la urbana. Diez años atrás la proporción era de 49 a 51; sin embargo, en solo una década la misma bajó a 43,3 contra 56,7, según la investigación.
Datos preliminares del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012 –todavía en proceso de elaboración– estima en 6.672.631 habitantes la población paraguaya actual, de los cuales el 41,1% corresponde al sector rural y 58,9%, al urbano.
El investigador también indica que muchos distritos (de Alto Paraná en particular) llegan ya a casi un 70% de su superficie cultivada con sojales, y otros departamentos estudiados (Caazapá, Caaguazú, San Pedro y Paraguarí) van hacia esos niveles por el avance de la frontera agrícola.
También dice que de 2008 a 2011 la importación de alimentos se elevó 50%; mientras que la cebolla de cabeza se importa ahora en un 86% de Argentina y 4% del Brasil; en tanto que la papa se importa en un 97% de ambos países, lo mismo que otras hortalizas.