Después de haber sido presidente del Uruguay de 2005 a 2010, Tabaré Vázquez volverá a serlo de 2015 a 2020. El presidente electo nació en un barrio muy pobre de Montevideo y pertenecía a una familia muy pobre. Fue vendedor de diarios y empleado de un almacén, una carpintería, una vidriería y una fábrica de licores.
Con mucho esfuerzo se recibió de médico y llegó a ser uno de los mejores especialistas en cáncer de su país. Por eso, al llegar a la presidencia por primera vez, lanzó su decreto antitabaco.
El decreto prohíbe fumar en espacios públicos cerrados bajo pena de multa; los multados varias veces y que no se corrijan, terminan en la cárcel. La publicidad de los cigarrillos (cigarros, pipas, tabaco en general) está prohibida. Las cajas de cigarrillos deben llevar imágenes alarmantes (p. e., fotografías de tumores). Como consecuencia, bajó el consumo de tabaco en más del 30% en poco tiempo.
La tabacalera Philip Morris se molestó porque perdía dinero, y presentó una demanda en el CIADI, un tribunal de arbitraje dependiente del Banco Mundial, y que está en Washington. Como la Philip tiene más poder económico que todo el país, el Uruguay tuvo que contestar la demanda en el CIADI; caso contrario, se expone a sufrir sanciones graves.
El Uruguay no es un mercado importante para la empresa, pero puede ser un mal ejemplo; es decir, puede hacer que otros países tomen medidas de ese tipo, para mejorar la salud de la población y disminuir las ganancias del tabaco. Lo que se hizo en el Uruguay es lo que se hizo en Nueva York durante el mandato de su intendente Michael Bloomberg, que consiguió reducir considerablemente el tabaquismo en esa ciudad. Nueva York y su alcalde eran un adversario demasiado fuerte para presentarle una demanda; por eso el objetivo ha sido un país más chico, para intimidar a los demás.
Pero el asunto va más allá. Las tabacaleras tratan de protegerse de cualquier regulación que les moleste en el tratado internacional que se negocia ahora, el TPP (en inglés: Trans Pacific Partnership). Entre los países negociadores están Estados Unidos, Chile, Australia y Japón. Las negociaciones son secretas. Gracias a WikiLeaks, conocemos algunas propuestas, como la prohibición de que los gobiernos dicten leyes contra el tabaquismo. Bloomberg la consideró una barbaridad. No es la única; la peor es que las empresas multinacionales hagan aprobar acuerdos secretos para ignorar demandar a las naciones en tribunales internacionales de acuerdo con reglas creadas por las mismas empresas.
La renuncia a la soberanía nacional, dicho sea de paso, está en nuestra ley de APP, que concede a las empresas el derecho de demandarnos en tribunales internacionales.
El affaire Gramont nos muestra cómo nos irá.