Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Ya se había vuelto toda una tradición. Desde que empezó a exhibirse con gran éxito en la noche del Viernes Santo de 2004, la representación del célebre cuadro pictórico de La última cena, de Leonardo da Vinci, encarnado por actores campesinos, es el número más esperado por las aproximadamente veinte mil personas que participan anualmente de la Procesión de las luces, durante la celebración de la Semana Santa en la comunidad rural de Tañarandy, Misiones.
Sin embargo, esta tradición llega a su fin. Luego de diez años de ser representada en forma ininterrumpida, este Viernes Santo de 2014 será la última oportunidad que tiene el público para observar la representación de La última cena, al igual que los demás “cuadros vivientes” que recrean otras clásicas pinturas y esculturas del arte universal, como El Cristo de Velázquez, el Descenso de la cruz, de Roger van der Weyden, o La piedad, de Miguel Angel.
“Este es el último año en que el público podrán ver los cuadros vivientes en la Semana Santa de Tañarandy. Vamos a concluir esta etapa de homenaje a los maestros de la pintura universal e iniciar una nueva fase, con nuevas creaciones propias, reflexionando sobre el arte barroco latinomericano”, explica el artista plástico y promotor cultural Koki Ruiz, principal impulsor de la experiencia artística, cultural y religiosa que se inició en 1992.
Cada año, los cuadros vivientes de Tañarandy han ido rindiendo homenajes a distintas expresiones de la pintura universal, como el barroco, el hiperrealismo o el surrealismo, finalizando este año con una reivindicación del pop art, con la recreación del cuadro de La última cena, pero en la versión psicodélica del revolucionario artista plástico norteamericano Andy Warhol, que estará a cargo del Grupo Teatral El Molino, dirigido por Macarena Ruiz.Tañarandy, en una nueva etapa.
Un adelanto de lo que será la nueva fase de las representaciones artísticas alegóricas, con que se acostumbra cerrar la procesión del Yvaga rape, en el anfiteatro natural de la Fundación La Barraca, a la entrada de Tañarandy, se vivirá este año con la presentación de El altar del maíz, un cuadro alegórico preparado con más de 7.000 mazorcas de maíz, chala, frutas de coco y hojas de palma.
“Con esta creación buscamos rescatar las raíces de nuestra cultura indígena guaraní, el gran valor que le daban al maíz como alimento, como fruto de la tierra, como elemento artístico y cultural. Así como los europeos cubrían sus altares con oro, nosotros lo hacemos con el maíz, que es el verdadero gran tesoro que nos legaron nuestros antepasados”, explica Koki.
El programa para esta Semana Santa
Tañarandy es una compañía rural de San Ignacio, Misiones, a 226 kilómetros al sur de Asunción, sobre la ruta 1, donde el pintor Koki Ruiz viene desarrollando con los pobladores una experiencia de intervención artística desde 1992, que tiene su principal atracción en la considerada como “la mayor y más espectacular celebración de la Semana Santa en Paraguay”.
Se debe llegar hasta la plaza central de San Ignacio, donde inicia la calle que un kilómetro después, en dirección norte, se convierte en el camino de tierra que es la calle principal de Tañarandy, escenario de la procesión.
Las atracciones se inician en la noche del jueves santo, con el ensayo general de los cuadros vivientes en el anfiteatro al aire libre del Fundación La Barraca, con acceso libre y gratuito, y en las obras del teatro El Molino, donde se pagan entradas, con funciones especiales en grupos de 20 a 30 personas.
El Viernes Santo, los visitantes acostumbran recorrer desde muy temprano la aldea de Tañarandy y sumarse a los preparativos de la Procesión de las luces, junto a los pobladores, ayudando a elaborar los 15.000 candiles hechos con frutas de apepu, que se distribuyen a lo largo del yvaga rape (camino al cielo) y las 3.000 antorchas de takuara, ubicadas a los costados del camino, los cuales se encienden al caer el sol.
Hay puestos de artesanía y precarias cantinas a lo largo del camino, donde los pobladores ofrecen comidas típicas. Pintorescos murales y carteles pintados en estilo naif (ingenuo) convierten a todo el entorno en una gran galería de arte al aire libre.
La pequeña capilla de Tañarandy, con sus coloridos murales, es uno de los puntos más visitados, donde al atardecer se inicia la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores, acompañada por la multitud, a través del largo camino de tres kilómetros, entre los candiles encendidos que parecen una alfombra llameante, en medio del canto quejumbroso de los estacioneros.
La celebración final se realiza en el anfiteatro natural de La Barraca, ya en horas de la noche, donde luego de la ceremonia del descenso de la cruz, se realiza la presentación de los cuadros vivientes y de las nuevas propuestas artísticas.