26 abr. 2025

Templo busca conectar a los fieles con lo divino, a través del arte sacro

Foto: UH Edicion Impresa
La escena. El mosaico del templo mide 3,5 metros de alto y 9,60 metros de ancho.

Una conexión íntima con lo divino es lo que busca generar el mural mosaico de la parroquia San Pedro y San Pablo de Asunción, barrio River Plate. Los creyentes que visitan el templo pierden la noción del tiempo entre oraciones y rezos mientras deslizan sus miradas sobre los personajes, colores y líneas de esta iconografía hecha con miles de piedras.

La escena central hace de retablo al altar principal y representa la crucifixión. Mide 3,5 metros de alto y 9,60 metros de ancho. Los protagonistas son Jesús, la Virgen María y San Juan, “el discípulo amado”. En los paneles laterales están representados los patrones del templo: San Pedro y San Pablo. El primero sostiene la Biblia y las llaves del Reino, y el otro una Biblia y la espada de doble filo que simboliza la palabra de Dios.

El padre Francisco Silva explica que las figuras de los apóstoles Pedro y Pablo retoman la iconografía y el delineamiento de dos imágenes que originalmente estaban en el mural. El artista paraguayo Faustino Adorno usó los mismos rasgos de las figuras para que la comunidad se identifique con el mosaico.

Como toda obra de arte sacra, el trabajo de Adorno –señala Silva– se apoya en una concepción teológica, es decir; el mensaje del Evangelio, “la palabra revelada”. Se contó con el asesoramiento del padre Juan Quinto Regazzoni, scj.

La obra fue inspirada en el trabajo del mosaista esloveno Marko Rupnik (1954) y la pintura neobizantina del artista brasileño Claudio Pastro (1948-2016). Adorno le dio un tono naif (ligero) más autóctona. Fue inaugurado en 2016 y costó G. 200 millones.

El versículo de la Biblia que se utilizó para el cuadro es Juan 19:25-37 “Mirarán al que traspasaron”, y el centro de la representación es el costado abierto de Cristo donde brotan agua y sangre, símbolos de los sacramentos del bautismo y la eucaristía. “De acá nació también la Iglesia. Los dos pilares de la iglesia naciente, que son Pedro y Pablo”, comenta.

A un costado de Cristo crucificado aparece San Juan, que señala a Jesús (Juan 13:23); del otro lado, María, con túnica blanca y manto azul, que simbolizan la virginidad y el poder celestial, respectivamente.

Silva relata que el Sol y la Luna en la parte superior del cuadro representan la dimensión cósmica de la crucifixión y resurrección que anuncia una nueva tierra. “En la misma escena Cristo muere y resucita y su mirada se fija en los fieles”.

“Pueden salir personas renovadas”

La configuración simbólica de lo sagrado en el Cristianismo es muy vasta. En el mosaico de la parroquia San Pedro y San Pablo la crucifixión ya anuncia el “octavo día” de la Resurrección de Cristo y retoma el simbolismo octogonal de la estructura del templo en construcción.

El arte sacro y la arquitectura del edificio pretenden facilitar el contacto de los fieles con lo sagrado, lo simbólico; alejándolos del ruido del mundo que no permite encontrar a Dios en silencio, según el padre Francisco Silva, quien afirma que las personas podrán salir del lugar renovadas.

Señala que hace falta educar más a las personas sobre el simbolismo “que es una riqueza impresionante que tenemos dentro de la Iglesia Católica”. Dice esto atendiendo principalmente a que el neopaganismo está “entrando fuertemente en el mundo entero confundiendo a veces varias experiencias ya encarnadas en algunas culturas”. La parroquia San Pedro y San Pablo está ubicada en Capitán Cañiza esquina Celsa Speratti.