Ninguno de los dos se pudo retirar con la totalidad de los puntos, ya que ambos pórticos permanecieron en blanco. Pero dentro de todo, el juego entre dos equipos que son candidatos al título del torneo, fue muy luchado y sin margen de error.
Cada uno intentó a su manera, hasta muchas veces dejando de lado la parte estética a la hora de generar jugadas de riesgo. Se corrió y se luchó siempre.
Equitativo. En lo que respecta a la tenencia del balón, cada quien tuvo su momento. En Cerro fue Jonathan Fabbro el encargado de distribución y elaboración. Cuando el enganche participó mantuvo en alerta constante a la defensa gumarela. Oviedo fue un guerrero en la zona media y tuvo una acertada participación. Atrás nuevamente emergió con firmeza Bruno Valdez quien anuló a cualquier atacante rival.
Por el sector liberteño estuvo muy participativo Néstor Camacho, principalmente en la primera parte. El zurdo en varias ocasiones se posicionó como enganche, pero por la punta izquierda tuvo mayor peso a la hora de desequilibrar. Molinas también tuvo una entrega admirable y fue igualado por Fabián Balbuena quien no titubeó en ningún momento. Popi Muñoz demostró jerarquía cuando le llamaron a participar y se destacó por un par de tapadas elementales.
Un choque entre dos equipos a los que no les tiembla el pulso a la hora de proponer y buscar resultados, muchas veces termina de esta manera. Cada uno tuvo su oportunidad para ganar y si se registraba el desequilibrio, incluso sería justo para quien lo consiguiera. Por más entrega en la cancha, la realidad se refleja en la tabla de clasificaciones. Cerro y Libertad se frenaron, el único favorecido fue Guaraní que vuelve a disfrutar en soledad de la cima.